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10 abril, 2017

El pánico como síntoma de una enfermedad social contemporánea

El pánico como síntoma de una enfermedad social contemporánea

Por Milly Vázquez

Ataque de pánico (la mentira del éxito) es una obra teatral que llama a reflexionar sobre las presiones que muchas veces deben soportar quienes quieren progresar en un sistema donde las condiciones son hostiles y no se tienen en cuenta las emociones humanas. Una trama que pone todo esto de relieve, nos entrega un momento de entretenimiento, pero también nos deja pensando.

La pieza nos muestra los abusos de poder en la sociedad contemporánea. Dirige nuestra mirada hacia el interior de las organizaciones para observar cómo funcionan los engranajes del poder y cómo muchas veces nos vemos esclavos de una estructura siniestra donde cada uno debe ejercer presión sobre el que tiene un escalón más abajo, para seguir ascendiendo.

Ricardo es el jefe que se ha encerrado en un baño para evitar liderar una presentación de producto en un lujoso hotel que todos, incluso la prensa, están esperando. Los empleados que responden a él lo buscan por todas partes y se desatan situaciones cómicas donde cada uno va llegando al baño y se va filtrando información.

La mentira y el engaño son utilizados para proteger la integridad de Ricardo, que está con ataque de pánico y no puede afrontar el lanzamiento de un producto que va destinado al fracaso. Cada vez más gente se entera de que Ricardo está allí pero a toda costa deben evitar que lo sepa el director de la compañía, una persona desagradable que hará cualquier cosa para lograr sus fines. Su hermosa secretaria lo sigue a todas partes y es su cómplice hasta que la simpatía de su jefe se verá transformada de la peor manera. La esposa de Ricardo es llamada a intervenir cuando ven que la situación de su marido se les va de las manos. Hay manipulaciones, atracciones entre los empleados, amenazas, desbordes, chantajes incluso en la figura del encargado de limpieza, un personaje muy gracioso, que siempre quiere dinero a cambio de guardar silencio o de proveer alcohol.

El espectador no se enterará de la fastuosidad del evento porque toda la acción se desarrolla dentro del baño y en la terraza del hotel, o sea en los márgenes. Cuando ven que el gerente no sale de donde está, inventarán que está constipado, pero luego tendrán que imaginar otras excusas que justifiquen el encierro de Ricardo, quien no ha salido de su cubículo, ni ha emitido sonido y ni siquiera ha movido sus pies. Uno está toda la obra esperando que el personaje haga su aparición, pero no sabremos si efectivamente juntará coraje para atravesar la puerta y confrontar al resto. Los nervios de los otros crecen a la par del humor que matiza la angustiante espera.

A medida que avanza el tiempo y la presión por encontrar a Ricardo crece, un integrante de la compañía se verá totalmente desencajado (acaso ha tomado de más) y el pasante, Mariano, cada vez más molesto, aunque tendrá una idea para conquistar a la secretaria del jefe y sacar algún provecho de todo este cuadro.
Los cómplices se van tornando en enemigos. Ya no hay códigos y se enfrentan unos con otros: en este enfrentamiento van destinados todos a perder y ganará la corporación, como siempre suele ocurrir.

Cada uno está más solo de lo que suele mostrar y en algún punto hay quiebres de los personajes que no pueden cumplir sus expectativas en la vida y que se ven frustrados en una compañía que ni los apoya ni les ayuda a crecer. El baño es un lugar público y privado a la vez, como el problema psicológico de Ricardo que se vuelve público. No sabemos si alguien lo podrá ayudar a salir de su estado y hasta último momento no sabemos si saldrá o no de su encierro.

Los actores José Luis Aducci, Federico Gonzalez Bethencourt, Maia Morea, Esteban Rezk, Carina Stefanini, Pablo Valvez, Sebastián Vassallo están muy bien en sus roles, generando momentos de tensión y de alivio. Tanto la esposa como la secretaria son las que se muestran más comprensivas, más sensibles y nos llevan a sentir empatía con ese personaje que no vemos pero sabemos que ha sido víctima de los manejos en las altas cimas empresariales.

Las actuaciones, todas ellas logradas, harán que el relato se sostenga sin problemas y con eficacia. Desde la dirección, Soledad Sauthier marca con precisión los ritmos y las intensidades. La dramaturgia a cargo de  Martín Cañeque, Maia Morea y Fernando Rodil  hace que el texto consiga atravesar momentos diversos y supere desafíos con un argumento que a simple vista no prometería gran cosa y que es hábilmente trabajado por sus autores.

Cuando el público entra al teatro, en la antesala, será recibido por algunos personajes y será invitado a participar de fotos. Una actividad lúdica interesante como anticipación del espectáculo donde todos nos sentimos formar parte de esta inmensa compañía.

Dramaturgia de: Martín Cañeque, Maia Morea y Fernando Rodil // Intérpretes: José Luis Aducci, Federico Gonzalez Bethencourt, Maia Morea, Esteban Rezk, Carina Stefanini, Pablo Valvez, Sebastián Vassallo; Dirección: Soledad Sauthier//

Funciones: Viernes, 22 hs. // En La Verbena, Mansilla 3808 // Entrada: $200.- // Tráiler: https://vimeo.com/190455165

Ficha Técnica: Vestuario Escenografía e Iluminación: Kenneth Orellana; Video: Caio Senicato; Fotografía:Vicky Medici; Diseño Gráfico: Martín Bayne; Asistencia Artística: Rocio Maruenda; Asistencia de Dirección:Mariano Lombardi; Producción: Maia Morea. Prensa: Silvina Pizarro