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6 diciembre, 2021

Entrevista a Mariana Cumbi Bustinza

Por María Evangelina Vázquez

Entrevista a Mariana Cumbi Bustinza

Cumbia y catarsis: de lo personal a la ficción

Una escritura anclada en vivencias y contradicciones, en la admiración de los ídolos cumbieros. Tanto la observación de las redes, como de la realidad sociocultural alimentan la obra de la actriz y dramaturga.

 

Con Menea para mí, Gorila, Lo que quieren las guachas, y su reciente estreno La meca, Mariana “Cumbi” Bustinza se afianza cada vez más como una prolífica creadora cuyas obras tienen algo para decirnos. Cumbi, como le dicen, se reconoce como fan de la cumbia y se pregunta qué pasa por dentro de esos ídolos de la música que nos mueve, ¿cómo es ese salto, a veces efímero, a la fama? ¿Qué sucede cuando a alguien lo colocan en un pedestal?

El trabajo de Mariana (directora, dramaturga y actriz con varios premios en su haber) se sostiene sobre lo social, haciendo críticas o evidenciando una mirada lúcida. En La meca se anima a ponerse en la piel de uno de estos ídolos cumbieros, Milton, pero no hace de este cambio de género un tema central en la historia. Su decisión de representar este personaje fue algo que surgió luego de que los ensayos con otros actores no funcionaron y simplemente se dio cuenta de que ella era la mejor intérprete para este personaje. La autora se nutre de la cultura popular y trabaja con los estereotipos, los usa y los transforma. También la alimentan las redes sociales que han convertido la vida casi en un eterno reality show.

¿Cómo nace tu deseo de explorar en tus obras lo que en la sociedad aparece como marginal?

Es intuitivo, está dentro mío por mis vivencias, mi vida, el barrio, la cumbia, amigos, amigas, gente que ya no está. Soy cumbiera, me dicen Cumbi. Y se ve que un día cayó la ficha de que este es mi universo, el que conozco, el que brota por mis venas, por mis dedos. A mí me sale escribir estas historias, porque así me sale. Es un impulso creador, que se direcciona a distintos conceptos y lugares, pero surge de la misma fuente. No pienso si van con la moda o si van a gustar. Además son temáticas que terminan sentando algún tipo de posición, no partidaria pero sí sociocultural.

¿Cada obra nace de una investigación y un estudio previos?

Las obras tienen algo de catártico. En todas hay ficción y en todas hay situaciones de mi vida. Pero no son llevadas de manera literal. Deseo e intento hablar de lo que conozco. Y eso se refleja en la verosimilitud y la profundización que alcanzan los actores y las actrices en personajes tan tipificados. Ese enlace que puedo hacer con mi experiencia y la transmisión en el proceso de dirección promueve la verdad; esa verdad que corre los estereotipos, o quizás, los usa.  A la vez hacemos y hago mucho trabajo de campo según el actor o actriz y sus necesidades.

¿Qué nos podés contar de tu personaje en La meca?

Milton está dentro mío. Es un pibe de barrio al que le gusta la cumbia y quiere ser músico. Y el sistema lo destruye. La cumbia me inspira y sentí que iba conmigo contar la historia de un ídolo cumbiero cuando yo fui fan de tantos. El proceso de Milton fue en zigzag.

Empecé a ensayar con un actor, pero no resultó. Luego empecé a ensayar con otro actor y amigo y tampoco. Eran momentos raros, la pandemia todo eso. Y sentí que quería hacerlo yo. Hablé con mis compañeros de equipo: Facundo Salas el músico compositor, Agustín Addesso, el escenógrafo y diseñador, Huilén Medina que en ese momento era la asistente de dirección (hoy dirige junto a mí). Les dije que quería hacerlo yo y me dijeron que sí. Empecé a encontrar la voz, el mundo, sus movimientos. Algo ya estaba porque salió de adentro. Pero ahora tenía que ponerle el cuerpo.

¿Qué nos podés decir de la música original?

Facundo Salas hizo toda la música original de la obra, que varía entre recitales de cumbia, temas más oscuros y músicas incidentales. No imagino la obra sin todo eso. Siempre trabajamos en equipo con Facu.

¿Qué es lo fundamental que la historia nos quiere transmitir?

¿Qué pasa en la cabeza de aquellxs a lxs que admiramos? ¿Qué pasa con un pibe de barrio popular que accede a estar de repente en un el pedestal que no es eterno?  ¿Qué es la fama, qué es el éxito, qué es querer ser alguien?

¿Fue difícil para vos convertirte en el personaje de Milton?

Siento que difícil no fue. Trabajé mucho, pero había algo dentro que ya estaba, entonces el camino fluyó. Yo siempre fui fan de cumbieros y cumbieras, había algo del mundo que latía ahí. Sabía lo que siente una fan y había visto muchos ídolos. Fue poder unir esas sensaciones y ahí dejarlo ser. La obra es de mi autoría entonces eso también dejó el camino más libre.

 

 

¿Cómo te acercás al mundo de la cumbia y qué lugar tiene esta en tus obras?

Me acerco porque en mi adolescencia, salía con un pibe de barrio popular y ahí íbamos mucho a la bailanta. Me hice fan de la cumbia.  Y tiene un lugar muy importante. La cumbia nos sucede a todos. La cumbia es la expresión de la gente que es pobre.

¿Cuál ha sido tu mirada en tu trilogía teatral Menea para mí, Gorila y Lo que quieren las guachas?

Todas las personas tenemos la capacidad de dejar de lado los prejuicios, pero para eso hay que hacer un trabajo de conocimiento. Y ese conocimiento puede derivar en comprensión. Un prejuicio es una valoración a priori desconsiderando el contexto y experiencia de ese otro que se juzga. El teatro, el arte en general, es una herramienta de unión. Mi deseo es que cada espectador se vaya con preguntas luego de ver la obra. Si hay intención de saber qué les pasa por dentro a cada personaje es muy probable que eso refleje un cambio de pensamiento en la vida real.

Escribís, actuás y dirigís, ¿cómo te hallás cumpliendo estos múltiples roles?

Me siento bien, a veces me estresa porque son muchos frentes y la presión juega. Pero trato de tomar lo bueno siempre y ser feliz porque hago lo que me gusta, como me gusta.

¿Te nutrís de géneros como el periodismo y el reality show?

Sí un poco sí, cuando investigo, veo muchas entrevistas. Reality show no pero también obviamente en La meca algo de eso aparece no porque sea un reality, pero algo de las redes sociales toca muy de cerca. Lo que antes solo era Gran hermano… parece que ahora la vida para muchos es un eterno reality show. El problema es lo que eso genera en las mentes supongo.

¿Qué otros elementos te nutren a la hora de hacer teatro?

Mis vivencias, mi gente. Mis contradicciones.  Lo que me gustaría que pasara en el mundo.

¿Cómo has ensayado tus obras durante la pandemia y qué te dejó todo este tiempo de aislamiento?

Todo lo que pude lo hice online. Hice funciones con mi grupo de impro Improvisa2 que pudimos adaptar todo a youtube. Grabamos el disco de guachas.  El tiempo de aislamiento me sirvió en un principio para bajar un cambio, me dejó obras que escribí porque tuve más tiempo. Y me dejó muchas discusiones sin sentido.