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10 junio, 2017

La patria fragmentada

La patria fragmentada

Por Milly Vázquez

¿Qué pensamos cuando decimos la palabra “patria”? ¿Nos vendrán a la mente imágenes de los próceres o pensaremos en actos de la escuela, en la representación que muchas veces hicimos de un pasado idealizado?¿Evocaremos fechas llamadas patrias, pensaremos en esos hitos patrióticos, en el simbolismo que conlleva la bandera blanca y celeste? La obra de Juan Scoufalos, Casi siempre hay un sillón, se ancla en algunos momentos clave para la historia argentina (sobre todo, la más reciente) y nos brinda pequeños testimonios individuales que componen un relato colectivo acerca de nuestra identidad y también relatos sobre el amor.

En estas historias prima lo fragmentario. Confluyen en ellas lo público y lo privado. Los protagonistas pueden ser aquella pareja que está a punto de separarse, pero no se decide a dar el paso, o un ciudadano que reclama sus ahorros tras la crisis del 2001, o dos individuos que intentan comunicarse luego de una larga separación. Una directora escolar nos conmina a todos a ponernos de pie como si estuviéramos en un acto solemne, con la diferencia de que su canto resulta ridículo y desafinado. En otra intervención se propone un juego a partir de rimas. Otro fragmento muestra un personaje que parece querer hablar y no logra articular sus palabras, quizás absorto ante una realidad difícil de asimilar, frente a la cual solo es posible un balbuceo sin sentido. Las actuaciones son muy buenas y logran sostener el registro cómico.

Scoufalos explora el entramado humano con humor y su mirada ofrece múltiples perspectivas. Atinada decisión de mostrar distintas situaciones que se pueden dar en un sillón. La espera, el amor, la ruptura, las crisis. Algunas de estas obras breves exponen una manera particular de vivir la política que se ve encarnada por los personajes. Hay una referencia a nuestra realidad como “ciencia ficción” porque la historia de un país muchas veces raya en lo inverosímil: la realidad supera con creces a la ficción.

El sillón remite a la idea de pasividad, ya que muchas veces miramos la vida desde un sillón, sentados sin movernos o mirando una pantalla. También remite a lo familiar, lo esperado, lo cotidiano, lo próximo y conocido, lo que ya está establecido y no sorprende. Sin embargo, Casi siempre hay un sillón sorprende con estos retratos de una intimidad donde muchas veces nos podemos ver reflejados. Estas obras nos otorgan un escenario donde las acciones son mínimas, pero los diálogos abren mundos. La misma reflexión sobre un acto escolar nos hace cuestionarnos como espectadores cuál es el rol del teatro en nuestras vidas, cómo el teatro asume varias formas y cómo actuamos de distintas maneras según sea nuestro público o contexto. ¿Cuántos actos forzados hemos tenido que sostener en nuestras vidas? ¿Hasta dónde llega la ficción que construimos sobre nosotros mismos?

Casi siempre hay un sillón (4 historias argentinas)
Se presenta todos los viernes de mayo, junio y julio de 2017, a las 21:30 hs. en el Teatro el Piccolino, Fitz Roy 2056.

Ficha técnica.

Elenco: Marcelo Aruj, Sandra Baylac, Javier López Galván, Juan Pablo Raele y Mariano Roca .
Dirección: Juan Scoufalos.
Asistente de dirección: Julia Loreto.
Iluminación: Adrián Grimozzi y Candelaria Sesin.
Diseño gráfico: Iñaki González Solar.

Casi siempre hay un sillón

4 historias argentinas

Dos a solas
De Juan Scoufalos
Con Sandra Baylac y Marcelo Aruj
El que puso dólares recibirá dólares
De Juan Scoufalos
Con Mariano Roca y Javier López Galván
Estas son horas de llegar
De Juan Scoufalos
Con Sandra Baylac, Mariano Roca y Javier López Galván
Extraño nuestra vida anterior
De Ernesto Felder
Con Sandra Baylac y Juan Pablo Raele