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4 enero, 2021

¡Arriba los que van a White!

Por Amanda Ravasi

¡Arriba los que van a White!

En estos primeros días del pasaje de aislamiento a distanciamiento, algunos espacios culturales lentamente van abriendo sus puertas, y a otros todavía los espiamos por la ventana. El Museo del Puerto de Ingeniero White nos recibe para contarnos que cuando la comunidad está consolidada, las distancias no existen.

 

¿Qué cosas pueden suceder adentro de un museo? Pensar en esta institución nos lleva a figurarnos ese espacio dedicado a la adquisición, conservación, estudio y exposición de objetos de valor relacionados con la ciencia y el arte. Espacio ordenado y silencioso, donde hay que “portarse bien” y sobre todo, no tocar. Pero en el Museo del Puerto de Ingeniero White, la premisa pareciera ser prácticamente la opuesta. Todos los elementos están al alcance de los visitantes para que quien ingrese se adentre en la historia de esos objetos que, cuidadosamente ubicados, proponen generar un relato donde el acento está puesto en la mirada, pero sobre todo en la pregunta. Lucía Bianco, Directora del museo, nos contó acerca de esta interesante postura, y de los proyectos que, sorteando la pandemia, tienen a futuro.

 

¿Cómo se reconvirtió el Museo del Puerto en la pandemia?

Tratamos de encontrar la vuelta. En términos generales, parte de lo que charlamos con el equipo para ver cómo continuar durante el aislamiento es un poco lo que el museo realiza hace años. Desde el año ‘87 en adelante, lo que motoriza al museo es una construcción colectiva de trabajo, debido al territorio en el que está ubicado. Tratamos de pensar siempre el sentido y la función de estos lugares que se llaman museos, y parte de nuestra dinámica es hacernos esta pregunta, sosteniéndola en el tiempo. ¿Qué estamos haciendo? ¿Para qué? La pandemia contrastó esto con muchísima fuerza. Pero nosotros vivimos con esa incertidumbre y de algún modo logramos que nos motorice. El Museo del Puerto no es una institución que tiene cerrada la respuesta a qué es la historia o qué es la comunidad: siempre aparecen tensiones en estas preguntas. Hay un poco de nuestros métodos de trabajo que se tensionaron en la pandemia, pero que estaban en ejercicio, porque esto de modificarnos es algo que venimos haciendo hace años.

 

 

El Museo cuenta con varios talleres, como el de bordado. ¿Cómo continuaron durante el ASPO?

El ejemplo puntual del taller de bordado surgió hace unos años, ante ciertas necesidades de nuestra comunidad. Tiene que ver con los últimos años del feminismo, en que surge esta práctica en el marco de una mirada en el tiempo sobre los saberes y haceres desprestigiados tradicionalmente para la mirada histórica, y que están muy ligados a la mujer. Cómo es la cocina es uno de nuestros ejes de investigación y trabajo, y también el bordado. El taller es un espacio de reflexión y de encuentro. Cuando aparece la pandemia y vemos que esto se iba a cortar por el distanciamiento, en los días previos empezamos a pensar cómo hacer para sostener este taller, porque tenía una potencia comunitaria muy fuerte. El bordado es una práctica que históricamente se realiza de manera individual, del hacer sola y de detalle, de la intimidad de adentro de la casa. Esto el museo lo retomó con una potencia política y no como una obligación por ser mujer, sino de placer, y de construcción colectiva, no solitaria. Si en este momento estas personas están distanciadas y ésto las une, cada puntada se vuelve parte de un discurso colectivo. El taller se lleva adelante gracias a Malena Corte, que es una tallerista del Municipio. Desde el equipo nos esforzamos para que los kit de bordado puedan llegar a las casas, y se armó un grupo de Whatsapp donde se iban subiendo las clases. La idea era no sentir del mismo modo la soledad y la angustia, poder seguir en conversación y sentir que hacían algo en grupo… Ahora resta esperar que pase el distanciamiento para poder hacer la muestra, ya están los muestrarios montados.

 

 

 

¿Qué otras actividades pudieron llevar adelante en aislamiento?

Otros ejemplos que adaptamos proponían seguir tramando de algún modo este sentido de lo colectivo, lo comunitario, la historia común. Algunas actividades fueron retomadas virtualmente, pero otras surgieron como experimentos. La Asociación de Amigas del museo es una asociación sin fines de lucro conformada por voluntarias, no solo recaudando fondos sino dándole vitalidad al museo. Realizan un ciclo de domingos en los que se presentan cocineras barriales y músicos populares para que la gente se junte a bailar, tomar chocolate, comer, etc. Las Amigas estaban presentes para recibir a la gente, este ciclo era encuentro, era salir de sus casas, pero también era la posibilidad de, después de los setenta años en adelante (vemos que dentro de algunas características de la tercera edad aparece el cuidar a los nietos como un nuevo trabajo no pago), encarar un proyecto en común: una construcción subjetiva que las sacaba de su casa. Entonces la dinámica de hacer bingos y sorteos sí podía realizarse virtualmente y eso hicimos: tortas, cajas dulces, paellas, seguir en contacto con esos públicos que rondaban la cocina del museo.

 

 

Un fuerte anclaje con la comunidad, más allá de lo virtual…

Funcionó esto de que seguimos haciendo cosas colectivas, porque la primera pregunta que tuvimos no fue solamente cómo generar contenido, sino también cómo hacer que las amigas del museo estén bien y se sientan cerca; cómo hacer que las bordadoras no pierdan lo colectivo. Otro ejemplo: hace años que tratamos de intervenir, apoyar y fortalecer una fiesta popular de Ing. White que es la de San Silverio, el santo patrono de los pescadores. Es un personaje muy vinculado a la inmigración que a fines del siglo XIX y principios del XX marca a White. Hay canciones, comidas, costumbres: es un culto festivo popular de todo White. Desde el museo siempre tratamos de apoyar ese momento de encuentro popular porque ahí queda una trama de la historia muy fuerte en el presente, que se liga con la pesca artesanal. Generalmente, el museo presentaba a alguien que cantaba, y este año nos pareció importante que a través del Municipio se presente alguien, pero a la vez pensamos que iba a ser algo distinto porque la gente no iba a poder ir masivamente… Entonces se nos ocurrió, con la ayuda de vecinos, salir a filmar pequeños videos en los que distintas personas le cantan una canción a San Silverio, se ven distintas veredas de White, dándole continuidad a los vínculos, que en un momento así están tan frágiles y dolidos. Nos parecía importante desde el museo aportar un hilo conductor, una narrativa que una.

 

 

Hay una estrecha relación entre el museo y la cocina/comida, y varias actividades giran en torno a estos ejes, ¿cómo surgen estos proyectos? 

Específicamente, desde los inicios del museo este es un tema central. El archivo se genera a partir de entrevistas orales, y este es un museo del puerto. Entendemos el puerto como un espacio productivo clásico, y nuestra pregunta central es pensar las cocinas: el guiso del puerto inglés, la vianda del puerto actual, ¿quién cocina?… ¿Qué motoriza un puerto? Lo que motoriza son las cocineras concretamente, ahí estás situando la perspectiva de la historia en la persona que trabaja, y no con esa mirada histórica decimonónica de los grandes hechos y grandes hombres. Es brindar espacio a voces mayoritarias y silenciadas durante años. De algún modo, esto de ver las comidas y las cocinas trata de poner en valor prácticas y saberes muy desprestigiados; saberes que no están mencionados o que son considerados como laterales a la historia de la ciencia. Es necesario mirar eso con extrema atención, pero que no sea una mirada que las vuelva extraordinariamente salidas de la vida cotidiana, sino prestando atención a la vida cotidiana. Entrás al museo y ves repasadores, utensilios de cocina, cosas que tal vez hay en las casas… no se trata tanto de ver algo extraordinario salido de lo común, sino al contrario, lograr que lo más ordinario y lo más cotidiano nos llame la atención para volver a mirarlo y pensarlo: que te despabile lo cotidiano. Poder retomar esa idea de totalidad social, para leer el mundo no desde un lugar pretencioso, sino como un método que se propone. Lo ideal sería que los visitantes vengan al museo para que miren, piensen, y después se re-pregunten. Poder proponer un método que te permita volver a tu barrio, y poder mirar con ojos de extrañamiento el espacio, caminarlo y hacerte preguntas que hasta ese momento no te hacías. El museo empieza afuera y sigue afuera, adentro simplemente invitamos a potenciar los sentidos para que salgas con ganas de cuestionar lo cotidiano.

 

¿Y en la post-pandemia? ¿Qué planes a futuro tienen?

Iniciamos la realización de una sala nueva que es un proyecto del equipo. Históricamente, cuando se construye algo así es a partir de entrevistas orales, del ir y venir con la comunidad, a través de campañas de donación. En este proyecto surge la búsqueda del inodoro, realizamos entrevistas orales por teléfono, y entonces tenemos un archivo telefónico de entrevistas súper interesante sobre un tema puntual que resulta difícil hablar en presencia. Este proyecto indaga no sólo en los baños, sino también en la sexualidad, son temas tabú, difíciles de hablar con ciertos sectores de la tercera edad, y encontrar estos modos con el distanciamiento para continuar los proyectos fue muy enriquecedor.

También aparece el límite del predio delantero, ya que la embarcación que se encuentra allí está muy caída. En este tiempo de aislamiento nos concentramos en pedir subsidios, y ganamos un premio muy grande de una fundación a partir de un programa de artistas en Berlín. DAAD “Artists-in-Berlin” es un programa q se armó en Berlín cuando empezó la cuarentena, desde el museo presentamos el proyecto para recuperar el edificio y poder arreglar todas las maderas, agregar canaletas, un pedacito de techo que se llueve en la galería. Otro anuncio de una obra importante en el predio delantero tiene que ver con construir una rampa para discapacitados para poder promover la accesibilidad, recuperar el espacio verde e instalar sistemas de riego, y poder retirar la actual embarcación y emplazar otra de pesca artesanal pero en buenas condiciones. Este es un periodo en que el museo está cerrado, pero donde se encaran distintas obras. La idea es ponerlo bien, para seguir. En síntesis, generar el encuentro de personas que creen en lo que están haciendo, para mover las cosas.

 

 

REDES SOCIALES DEL MUSEO:
Wordpress: https://museodelpuerto.wordpress.com/
Facebook: https://www.facebook.com/museodelpuertodeingenierowhite/
Instagram: https://www.instagram.com/museodelpuertodeingenierowhite/

 

Imágenes: cortesía Museo del Puerto de Ingeniero White.