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25 marzo, 2017

OSCAR LAJAD «Tango Corrupto»

OSCAR LAJAD «Tango Corrupto»

Por Margarita Gómez Carrasco

No se trata de la mirada social, sino de abrazar el deseo de la vocación, de escuchar la propia voz interior y de forjarse a fuerza de disciplina. De este proceso que va tallando a un artista, aparece la figura de Oscar Lajad, artífice de Tango Corrupto -show performático musical- que estuvo en Tango Porteño y que desembarcará en el verano en Carlos Paz. La figura de Oscar es abrumadora, llena el escenario con su voz seduciendo por completo al público.

El show que hiciste en Tango Porteño se llama Tango Corrupto . ¿Por qué y como apareció el nombre? Fuimos tirando palabras, como corromper, «cómo le podemos poner…canciones corruptas, corrompiendo tangos», decíamos en un momento. Pero corrompiendo tangos no, porque no estamos tocando tangos. Entonces esto sería como un tango pero corrupto. Y como la palabra etimológicamente corrupto viene de romper, tiene varias acepciones, pero básicamente era romper. Nosotros queríamos romper con los prejuicios hacia el tango y hacia estos temas populares que hacemos. Son temas que de pronto a la letra nunca la escuchabas porque estaba atrás de un ritmo pegadizo. Temas de Rodrigo, temas de Gilda, que de pronto dicen «quiero arrancarme de tu piel/ de tu recuerdo/ de tu ayer/ siento que la vida se nos va/ y que el día de hoy no volverá». Que por ahí vos los cantabas bailando el carnaval carioca pero no le dabas la profundidad que te permite al escucharlo con el ritmo de tango. Entonces, íbamos en contra de los prejuicios, rompiendo con los prejuicios del tango, que el tango también puede ser divertido y escuchable. Y fuimos hacia la canción popular con la certeza de que estos temas también podían ser más relevantes.

¿Tuvo premios el espectáculo? Ganamos tres ACE (Asociación Cronistas del Espectáculo). Yo gané como revelación masculina y en idea del show, Sebastián ganó como coreógrafo, y Julio ganó por dirección de musical. También ganamos cinco premios Hugo: yo gané como mejor actor de music hall y café concert, Sandra como mejor actriz, el espectáculo ganó como mejor music hall del año; también Romi Terzo ganó como mejor dirección musical; y Gustavo Calabrese que es el compositor, el que hizo los arreglos.

¿Cómo te sentís con tantos premios? Contento por cómo progresó. Comenzó siendo un concierto mío y después se sumó Sandra Guida, que estuvo con los arreglos vocales. Ella en un principio iba a estar como invitada cantando dos temas por un mes, después se enganchó y quiso seguir. Y a Sebastián Colavita lo incorporamos para darle más fuerza al baile. Sebastián es genial. Yo había trabajado con él en un show de tango en el Sheraton, es súper profesional. Además me llevo muy bien con él.

¿Por qué se te ocurrió incorporar canciones de Gaby, Fofó y Miliki? Porque cuando empecé a escribir el speech, el relato fue basado en mi historia personal… Te diría que básicamente todo de lo que hablo es historia de mi vida, con algunas licencias poéticas. Y empezamos a tocar temas que tenían que ver con mi historia y también con la de Julio. Porque él también se crió en el interior, igual que yo. Él es del interior de Buenos Aires, de Baradero. Creo que nació en capital y se fue a vivir a Baradero. Y bueno, teníamos en común esto de la vida en el interior. Y a los dos nos gusta la música popular. Entonces los temas que elegimos eran temas que en algún momento habíamos escuchado.

Hagamos un recorrido sobre tu carrera artística Se me cae el documento (risas).

¡Estás bárbaro!, ¿empezaste como bailarín? Sí, en realidad empecé en mi provincia de chico, antes de venirme a Buenos Aires. Empecé cantando y actuando, haciendo teatro. Después actué en un grupo infantil, en Salta, ahí cantábamos y bailábamos. Después comencé a estudiar teatro. Estuve un año en Tucumán haciendo la Licenciatura en Arte y ahí descubrí que quería trabajar y vivir de mi profesión. Y me di cuenta que en el interior de Buenos Aires es muy difícil. Lo podés hacer vocacionalmente pero siempre teniendo otro trabajo aparte que es el que te sustenta. Y yo dije no, yo quiero vivir de mi trabajo. Y era un poco, obviamente, saltar al vacío pero el que no arriesga no gana. Y bueno, tuve el apoyo de mi mamá, de mi tía que me alojaba cuando empecé a estudiar acá. Estudié en la Escuela Municipal de Arte Dramático que ahora forma parte del IUNA. A la par estudiaba canto con un maestro Roberto González.

¿De niño sabías que querías ser artista…? Sí, la verdad que sí porque, según cuentan, yo hacía shows. Tenía cuatro años, imitaba a Raffaella Carrá y a Carlitos Balá. Entonces los vecinos le pedían a mi mamá: «Me lo presta al Oscarcito porque vinieron visitas, para que haga el show de Carlitos Balá y de Rafaella Carrá». Y bueno, yo salía con mis discos bajo el brazo, una borla de cortina que era mi micrófono y hacía los shows.

Son las mismas anécdotas que contás en Tango Corrupto… Sí, anécdotas familiares, lo que cuento. Por ejemplo, que hablo de mi abuela, de anécdotas… Toda esa gente es real, toda esa gente que nombro es gente que formó parte de mi vida.

¿Tenés algún referente como tu norte? Totalmente. Sí, tuve la suerte tener buenos maestros y después de trabajar con grandes del espectáculo, como ser Enrique Pinti, con él hice cuatro espectáculos.

¿Cuál fue tu primer debut con Pinti? La revista que se llamaba Pinti canta las 40 y el Maipo cumple 90. Ahí debutaba Laura Fidalgo como vedette, estaban también Lino Patalano, Elio Marchi y Ricky Pashkus que eran del equipo, ellos fueron los que me eligieron para ser uno de los roles cantados y actuados, Pinti, imaginate lo que significaba para mí que ellos me avalaran. De hecho, después tuve la suerte de que Elio Marchi y Alberto Favero, que eran también del equipo del Maipo, compongan temas para mí que después lo mandamos para el festival de la OTI. ¿Te acordás del festival de la OTI de la canción? Es más, íbamos a grabar un disco que después no se dio, pero tenía ese aval que me sirvió de mucho apoyo. Después siempre me voy a acordar de las palabras de Lavié, estábamos por hacer Víctor Victoria con Valeria Lynch. A veces cuando me siento inseguro me pregunto, «¿serviré?, ¿seré bueno?». Un día estábamos probando sonido para el espectáculo, se me acerca Lavié y me dice: «Cantás muy bien pibe vos, ¿eh? Dale bola». Y yo estaba ahí a pleno como bailarín y pensé, «qué bueno que me dijo». Valeria Lynch también me llamó para que formara parte de sus proyectos.

Tango Corrupto es un espectáculo multifacético performático donde articulan canto, baile, teatro… Claro, y tiene que ver con nuestra formación. Somos artistas multidisciplinarios, versátiles. Sandra y yo nos formamos como bailarines, como cantantes, como actores, somos todo eso; y Sebastián es un excelente bailarín y coreógrafo.

¿Quiénes son los músicos de fondo? Hay un contrabajista que es Nicolás Fernández; hay una violinista, Carolina Rodríguez; y bandoneonista, Julia Peralta; y en piano está Romi Terzo. También están los cambios, Juan Cuellas, los cambios de los músicos son tantos…

¿Cómo está compuesta la compañía? Cuatro músicos en escena, después estamos Sandra, Sebastián y yo, siete; y abajo del escenario están Florencia de la Vega, Julio Panno y Miriam Costamagna. Somos diez en total.

¿Planes para el verano del 2017? En el verano vamos a ir a Carlos Paz.
Hace dos semanas te dieron en Salta un reconocimiento… Sí, tuve el honor de que el Consejo Deliberante me nombre Ciudadano Destacado de mi provincia, de la cultura y el espectáculo.

¿Cómo y por qué caminos el hombre llega a ser lo que es? Sabemos que la libertad de elegir lo que uno más desea en la vida tiene un costo, y para ser artífice del propio destino se comienza por dejar otras opciones. Oscar sabía desde muy chico que estas son las reglas para transitar por el camino del arte y se aferró a su deseo con todas sus fuerzas. Así nació Tango Corrupto, un espectáculo original y soberbio, síntesis de su vida.