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15 noviembre, 2018

Pensar es verbo

Pensar es verbo
«La teoría como acción» de Oscar Massota en el Parque de la Memoria
Por Pablo Paniagua

 

Quizás lo que haya convertido a Oscar Massota en una figura clave de la Argentina de los años sesenta y setenta, tanto en el campo intelectual como en el cultural, es que no pertenecía específicamente a ninguno de los dos. Al no estar adscripto a un ambito específico, Massota era libre para transitar los espacios fronterizos entre diversas esferas del saber y del hacer, vinculándolas entre sí y estableciendo relaciones con su contexto, manteniendo el eje anclado en la realidad. Una suerte de (en términos de Bourriaud y salvando ciertas distancias) semionauta temprano, posibilidad que muchas veces obnubilan las formaciones de creciente especificidad y abstracción. Crítico literario, teórico, artista experimental, difusor de la historieta e introductor del mundo hispano al pensamiento lacaniano, si a alguien puede atribuírsele el logro de articular semiótica, estructuralismo, psicoanálisis y marxismo con la producción artística, ese sería Massota.

La teoría como acción permite a todo aquel que aún no lo ha descubierto aproximarse a la dimensión de su aporte global a la cultura y a los modos de hacer y entender la producción artística.  La muestra se vale de una diversidad de material-testigo, tanto de su vida personal (cartas, fotografías, testimonios fraternales) como de su vida profesional (obras literarias, visuales, registros en video, afiches, textos), que deja entrever un trabajo metódico y extenso de investigación y selección en archivos, hemerotecas y colecciones de arte.

Gran parte está dedicada a desarrollos en torno al movimiento Pop de los años sesenta —cuya existencia llegó a Massota a través de diapositivas— y su interpretación y apropiación en el país. Se disponen de manera dialéctica audios, textos, producciones y registros de obras suyas y de otros tantos como Emilio Renart, Dalila Puzzovio, Rubén Santantonín y Marta Minujín, como así también un apartado sobre el libro Antiestética de Noé y registros de los Vivo Dito de Greco; y es que Massota también produjo textos en relación a la desmaterialización de la obra de arte, aquí resaltan registros de sus happenings de mediados de los sesenta (El Helicóptero, Para introducir al espíritu de la imagen), y los anti-happenings realizados en su órbita por el grupo Arte de los medios (Jacoby, Escari, Costa): una visión crítica sobre el poder y el rol de los medios masivos de comunicación en la creación de las realidades, décadas antes que, por ejemplo, se publique El arte del motor de Paul Virilio (1995).

Pueden apreciarse, además, testimonios objetuales y audiovisuales de su trabajo en torno a la figura de Lacan, llegando a reconocérsele como el responsable de introducir la enseñanza y la práctica del psicoanálisis lacaniano al español, y en el campo de la historieta, donde creó la Bienal Mundial (1966) y editó en el setenta La historieta del mundo moderno, entre otras producciones que se convertirían en la huella fundante del colectivo argentino Un Faulduo.

Desde su indeterminación académica, Masotta promovió en Argentina y España grupos de estudio horizontales que fueron el caldo de cultivo de muchos artistas y psicoanalistas importantes. Lo que hace que Massota sea tan particular para su época, tan alejado de la norma de los sesenta y setenta es, justamente, lo que lo aproxima a las prácticas y producciones artísticas contemporáneas: producir, teorizar y gestionar como parte de un todo. Desde este lugar la teoría es acción. Massota rompe con la polaridad teórico-artista.

En la entrada de la sala nos recibe una cita:

Mis posiciones generales con respecto a la lucha de clases,
al papel del proletariado en la historia, a la necesidad de
la revolución son las mismas hoy que hace quince años atrás.

Lo que he cambiado tal vez es la manera de entender el rol
del intelectual en el proceso histórico: cada vez comprendo
más hasta qué punto ese rol tiene que ser «teórico»; esto
es, que, si uno se ha dado la tarea de pensar, no hay otra
salida que tratar de hacerlo lo más profundamente, lo más
correctamente posible.

Oscar Massota, 1967.

 

Si se piensa que el trabajo intelectual esta desligado o es opuesto al trabajo del hacedor-artista, seguimos sosteniendo un equívoco. En definitiva, no nos olvidemos que pensar es un verbo.

Oscar Massota rompió con uno de los tantos binarismos que sientan las bases para y promueven las lógicas capitalistas utilizando como herramientas la provocación, el debate y el pensamiento crítico.

Desde esta perspectiva, la muestra curada por Ana Longoni se vuelve una visita obligada para comprender mejor los modos de operar artísticos dentro de la contemporaneidad.

«La teoría como acción» de Oscar Massota.
Curaduría: Ana Longoni
Sala PAyS. Parque de la Memoria. CABA.