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3 julio, 2019

Resplandor de Silvia Torras

Por Nadia Paz

Resplandor de Silvia Torras

Resplandor es, para la Real Academia Española, la definición de una luz muy clara que arroja o despide el sol u otro cuerpo luminoso. También, puede usarse para definir el brillo de las cosas, y como sinónimo de lucimiento, lustre, gloria o nobleza. En este marco, la muestra de Silvia Torras, exhibida en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori lleva el nombre de Resplandor 1960-1963. Lo hace como una forma de dar luz, de poner el foco en ese período específico de producción de la artista. Con curaduría de Florencia Qualina, es la primera vez en Argentina que se expone una selección de más de 40 obras de esta pintora catalana.

 

La vida de Torras fue breve. Murió en 1970, a sus 34 años en Cuernavaca, México. Sin embargo, sus obras de grandes dimensiones, abstractas y de colores vibrantes, permanecen a través del tiempo y la mantienen viva aún hoy. La artista, nacida en Barcelona en 1936 pero criada en Buenos Aires a poco tiempo de su nacimiento, fue una referente central dentro de la corriente informalista de nuestro país. Sus obras se desarrollaron en un breve período de tiempo pero con una fuerza arrolladora.

 

 

Expuso de manera individual en dos oportunidades en las tradicionales galerías de la Ciudad de Buenos Aires de aquella época: Peuser y Lirolay. También, formó parte de varias muestras colectivas de reconocimiento internacional como el Premio Di Tella en 1963 y el de Arte Destructivo dos años antes en el que participaron artistas de la talla de Antonio Seguí, Luis Wells, Jorge López Anaya, Enrique Barilari, entre otros. Estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Prilidiano Pueyrredón. Años más tarde, asistió al taller de Kenneth Kemble, quien luego se convertiría en su pareja. Su producción fue continua hasta 1963, año en que decidió ir a vivir a México y abandonar las artes plásticas. Sin embargo, antes de hacerlo participó de la muestra Arte Argentino Actual, realizada en el Museo de Arte Moderno de París.

 

 

El movimiento informalista, del que formó parte Torras, fue una experiencia bisagra hacia el conceptualismo, los happenings y las performances que definirían el paisaje de la segunda mitad de los años sesenta. Su arte se caracterizó por la abstracción ligada a la potencia del color, la fuerza de la materia y gesto pictórico. ”Dentro del mapa informalista, tendiente a la parquedad cromática, el trabajo de Silvia se distingue por emplear el color de manera exuberante a partir de chorreados, sucesivas capas de pintura y pinceladas extensas”, afirma la curadora de la muestra. Proveniente de países europeos como Francia, España e Italia durante la posguerra, el informalismo se había trasladado a Latinoamérica promoviendo la libertad de la materia y lo imprevisto del gesto pictórico en la creación. Se trataba de un arte abstracto no geométrico que impulsaba la fuerza del color y la pintura, y a través del cual podría florecer la expresión del artista. Es un arte dramático, como el expresionismo abstracto predominante en paralelo en Estados Unidos, con la carga de la desvastación posterior a la segunda guerra mundial. En este sentido, ligados al existencialismo, los artistas de esta corriente informalista apostaban a lo subjetivo, lo irracional, el impulso inmediato como verdad aparente, en la relación de uno mismo con el mundo y con su entorno.

La selección de obras presentada en la muestra marca el ritmo vertiginoso de cada producción. Como afirma la curadora, se muestra un clima dramático. Las obras de gran formato (aproximadamente de 2 metros por 2 metros) no tienen títulos y se manifiestan a través del color chorreado en sucesivas capas de pintura y extensas pinceladas. “La pintura de Torras es extática, dionisíaca, como si hubiera sabido que iba a contrarreloj y se agotaría pronto”, afirma Florencia Qualina. La poca comunicación directa a través de formas figurativas y discursivas hacen de la obra de Torras un enigma a nivel simbólico, y colocan su fase icónica en primer lugar. Los espectadores se encuentran con el puro gesto de la creación pictórica, con la pura materia, y esto, los llena de preguntas, relaciones e interrogantes sin respuesta.

Si bien la vida de la artista terminó de forma prematura y abrupta, su legado vive a través de sus obras y el Museo Sívori, abrió la oportunidad a los espectadores de tomar contacto con esa imperdible producción.

 

 

La muestra permanecerá abierta desde el 20 de marzo al 17 de junio de 2019 y podrá visitarse lunes, miércoles, jueves y viernes de 12 a 20 hs, sábados, domingos y feriados de 10 a 20 hs.