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23 noviembre, 2018

Solar de David Petroni: Una experiencia lumínica

Solar de David Petroni: Una experiencia lumínica
Por Luciana García Belbey


Solar es la primera exhibición individual de David Petroni, curada por Carolina Jozami y Lucas Zambrano, realizada en colaboración con Zeitgeist Gallery. La muestra, que se presenta en la Casa de la Cultura de Vicente López, puede pensarse como una condensación de las últimas investigaciones desarrolladas por el artista, que se centran en una profunda indagación sobre la luz y el color, la interacción de ambos elementos entre sí, con el espacio y con el espectador. Estas propuestas, desarrolladas especialmente para el espacio que las alberga, profundizan sobre lo site specific, condición propia de su obra ligada al arte urbano, y que se retroalimenta con su trabajo de estudio.

Apenas se ingresa a la sala nuestra atención se encuentra atraída casi de manera hipnótica por Espectro Visible, una obra instalativa de muro de grandes dimensiones, cuya estructura de forma elíptica encierra un arco iris artificial logrado a través de luces led coloreadas por el propio artista. El título remite justamente a la región del espectro electromagnético que nuestros ojos son capaces de percibir. Por fuera de nuestra capacidad visible, en un extremo de este rango lumínico, quedan los rayos ultravioletas e infrarrojos, respectivamente. Indudablemente, es una obra que remite a las investigaciones sobre la descomposición de la luz solar desarrolladas por Isaac Newton en 1671. Y, a su vez, da cuenta de la profunda investigación que Petroni desarrolla sobre la teoría del color. Asimismo, Espectro visible funciona como el punto de unión de todas las piezas aquí exhibidas y crean un todo unificado. El resto de las obras se relacionan con ésta desde un punto de vista conceptual. Como sostienen los curadores: «Solar se presenta como un cuerpo de obra total. No propone la exhibición de obras escindidas, sino un recorrido íntegro a través de diversas propuestas formales alrededor de una misma temática, conformando un sistema y partiendo de la noción de que todo lo que nos rodea es energía».

 

Sobre el muro de la derecha se presentan dos obras, por un lado, en Sin título, dos placas de acrílico de color magenta y violeta respectivamente, funciona a modo de espejo, quienes nos acercamos a ver la obra quedamos incluidos en ella, así como todas las otras obras de la sala. Para crear este efecto reflejante la luz tuvo que ser tratada muy cuidadosamente. De hecho, sobre esta pieza la luz no impacta directamente. Por otro lado, Ultravioleta (un paraíso artificial), que remite a los rayos que escapan de nuestra capacidad visible, nos invita a recorrerla visualmente centímetro a centímetro. Sobre una gran placa negra sobresalen a distintas alturas pequeñas formas cúbicas de acrílico translúcido coloreadas con luz, que crean un patrón geométrico. Frente a estos juegos lumínicos y de colores vibrantes, que por momentos parece una pantalla digital, nos encontramos acercándonos para descubrir cada detalle y alejándonos para poder abarcar todo el conjunto.

Justo en la pared opuesta se presenta Pintura inconcreta, en la que formas orgánicas e irregulares de acrílico coloreado sobresalen de la pared casi a modo de relieve. Dada esta morfología que la compone, resulta la más novedosa en cuanto a que se aleja de la geometría que tanto caracteriza el trabajo del artista. Esta «pintura» de luz también nos propone agudizar nuestra percepción visual, puesto que la obra en sí no son sólo los acrílicos, sino que la completan las sombras coloreadas que se proyectan sobre la pared. Estos reflejos generan un interesante juego de superposición de capas de colores translúcidos, recurso que es un sello registrado de la producción plástica de Petroni. Una vez más la iluminación se vuelve un factor central, un elemento más dentro de la constitución misma de la obra, lo que de alguna manera crea algo que no se corresponde con lo que se ve materialmente. Interés también presente en las últimas instalaciones del artista, donde la luz es la que crea formas inmateriales, casi hologramáticas. La pieza, a su vez, se conecta con el resto conceptualmente, ya que refiere a los rayos infrarrojos.

En esta era donde vivimos rodeados de imágenes de todo tipo, Solar se presenta como una escenificación de nuestras posibilidades perceptivas. Nos invita a reflexionar sobre la percepción visual, sobre lo tangible y material, por tanto, lo que nuestros ojos tienen la capacidad de ver. A la vez que nos sumerge en una atmósfera lúdica y llena de sensaciones, que nos posibilita experimentar con lo inmaterial, y que no vemos a simple vista. Después de todo, sin la presencia de luz no hay acto de visión que sea posible.


SOLAR
Casa de la Cultura de Vicente López.
Ricardo Gutiérrez 1060, Olivos, Buenos Aires
Lunes a viernes de 9 a 19 hs, hasta el 23/11