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4 noviembre, 2016

Una langosta en el desierto de las relaciones humanas

Una langosta en el desierto de las relaciones humanas
Por Milly Vázquez

Muchos parecen creer en el mito del andrógino, relatado en Banquete de Platón, donde se cuenta que en un principio éramos seres esféricos, que luego Zeus partió en dos en castigo por su soberbia. Gran parte de la literatura o películas románticas y de los medios de comunicación dirigidos a la mujer se apoya en esta idea de que pasamos nuestra vida buscando a esa otra mitad sin la cual nunca podremos sentirnos completos.

En el filme Langosta este mito podría ser la base filosófica de la trama, solo que la condena ya no es haber sido divididos sino tener que buscarse. La vida en pareja es más llevadera, menos complicada, hay cosas que no podemos hacer solos, son algunas máximas de esta sociedad. Lo que no dicen es que la institución de la pareja es más proclive a ser controlada, normalizada. Que los que quedan solos corren el riesgo de ser más salvajes y por eso sufren una extraña transformación en animales. Y de eso se trata este mundo donde las relaciones de pareja son obligatorias.

El hotel donde se hospedan los solteros que deben buscar pareja parece un lugar paradisíaco aunque pronto se vuelve un escenario macabro. Los personajes son forzados a mantener ciertas conductas. No hay grises en esta sociedad, ya que nadie puede definirse como bisexual y el talle del zapato no puede ser «y medio», tiene que ser un número redondo. Eso lo dice todo: el individuo no es libre para crearse a sí mismo, solo puede repetir patrones y no debe cuestionar aquello que se le impone. Todo apunta a que no hay que salirse del molde y, encontrar al amor ideal, lejos de ser un lujo se torna en una necesidad para sostener la propia vida humana. Los que no lo logran en cuarenta y cinco días de estar internados en el hotel, serán transformados en animales. El personaje de Colin Farrell, David, elige la langosta porque es un animal de agua y a él le gusta el mar y también porque vive muchos años. Otro dato no menor es que fue una figura utilizada por el surrealismo (estética imperante en la película) cuando Dalí la colocó sobre un teléfono. El hotel también podría ser un hospital, una clínica de rehabilitación para los corazones desviados.

La crueldad, la falta de compasión hacia el prójimo se ponen de manifiesto constantemente en el filme. Todo parece estar bajo control hasta que se ponen a prueba las supuestas parejas perfectas que se han formado y se descubre que tras la superficie lo único que hay es un egoísmo que reina por sobre todas las cosas. Cuando la vida es amenazada, el humano solo busca salvarse a sí mismo. Parece que los vínculos están tan desgastados que ya no es posible construir una sociedad más que por dictados arbitrarios e inhumanos.

El que quiere escapar de este modelo donde no es posible la existencia más que de a dos, no encuentra una alternativa razonable: en el bosque se esconden aquellos rebeldes que han logrado huir, pero hallarán aquí otra comunidad con reglas extremas que castiga ferozmente a quien se sale de la norma y donde la soltería es esta vez el modelo. Estos seres «solitarios» son a la vez cazados con dardos por los que habitan en el hotel y como recompensa de la caza pueden extender su estadía.

David elige a una compañera que con su conducta despiadada, lo lleva al límite y lo hace sublevarse para finalmente buscar la salida. Aunque esta no sea fácil, será paradójicamente en el mundo de los exiliados solitarios donde podrá conocer a ese amor que no se había presentado dentro del hotel.

La película resulta una distopía, una sátira, una obra de ciencia ficción y se pueden trazar aquí vínculos con Orwell y Huxley. Es recomendada para quienes deseen una reflexión sobre la sociedad, pero solo aquellos que puedan tolerar la angustia que provoca, algunas escenas de excesiva crueldad e imágenes de violencia perturbadoras. Como lo han dicho algunos críticos, es una película con un comienzo genial (entre lo trágico y lo cómico) y con muy buenas ideas. No obstante, el desarrollo de la trama no llega a convencer a medida que avanza y se estanca. Hay quizás una referencia al amor ciego pero demasiado literal y un desenlace sorpresivo, aunque no tanto por el clima de enrarecimiento que propone la película. La historia romántica gana una vez más, si bien elige un camino oscuro y escabroso.

Las actuaciones de Rachel Weisz y Colin Farrell se destacan en los protagónicos, como también las de John C. Reilly, de Léa Seydoux y Ben Whishaw. La caracterización de Farrell lo hace casi irreconocible. El director de la película es el griego Yorgos Lanthimos. Reconocido ya por Alps y Canino. Langosta recibió el premio del Jurado en el Festival de Cannes, entre otros.

Langosta muestra cómo la resignación de los personajes, su sometimiento a cualquier tipo de sistema totalitario resulta en la dominación de la voluntad individual y cómo la presencia del miedo, el temor, puede llevarlos a conductas extremas donde la hostilidad reemplaza a la solidaridad.

Ficha técnica

Título: Langosta
Título original: The Lobster
País: Grecia, Reino Unido, Irlanda, Alemania
Productora: Protagonist Pictures, Element Pictures, Scarlet Films, Limp, Haut et Court
Director: Yorgos Lanthimos
Guión: Yorgos Lanthimos, Efthymis Filippou
Reparto: Colin FarrellRachel WeiszLéa SeydouxBen WhishawJohn C. ReillyOlivia ColmanAshley Jensen,Roger Ashton-GriffithsJessica BardenMichael SmileyAriane LabedAngeliki PapouliaRosanna HoultEwen MacIntoshHeidi Ellen Love

Premios y nominaciones:

Premios BAFTA 2016: Nominada a Mejor Film Británico.
Festival de Cannes 2015: Premio del Jurado. Nominada también a la Palma de Oro – Mejor Película.
Premios del Cine Europeo 2015: Mejor Guión Europeo y Mejor Diseño de Vestuario. Nominada también a Mejor Película Europea, Mejor Director Europeo y Mejor Actor Europeo (Colin Farrell).
Festival de Sevilla de Cine Europeo 2015: Sección Oficial a Concurso.