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29 junio, 2012

 

MÚSICA

 

Malentendidos en la apertura de la temporada operística 2012 del Teatro Colón.

 

Por Osvaldo Andreoli

 

 

Tambores y corifeos

 

La Pasión según San Marcos de Osvaldo Golijov es un rosario de expresiones «populares» y «clásicas». Irrumpe con la dirección musical de Maria Guinand, los poderosos ostinatos rítmicos de la Orquesta La Pasión, la sección de cuerdas de la Estable del Colón, el formidable coro Schola Cantorum de Venezuela, María Hinojosa Montenegro (soprano), Biella Da Costa (vocalista), Reynaldo González Fernández (cantante y bailarín afro-cubano) y Deraldo Ferreira (capoeirista y berimbau).

Las múltiples capas de la obra, sus texturas han sido elaboradas con sofisticadas técnicas de composición posmodernas. La principal idea de esta Pasión es presentar un Jesús oscuro, no un Jesús pálido europeo, ha declarado su creador. Responde al encargo de la Academia Bach de Stuttgart, que propuso abrir perspectivas personales y multiculturales sobre cada uno de los Evangelios. El mensaje es claro, cuando persisten el racismo y la xenofobia como prácticas sociales discriminatorias.
El espectáculo afiatado subyuga a un sector del público, aunque algún melómano sienta que la representación de la música popular suene estereotipada. ¿Es acaso la revolución musical del siglo XXI? La consigna lanzada desde Nueva York es repetida por ciertos eufóricos corifeos. ¿La obra de un argentino triunfante que inaugura la temporada operística? Pero… se trata de un oratorio. ¿Porqué se la eligió? «Un gesto de libertad», alega el director de un teatro donde campean negocios y vigilantes. Abundan los malentendidos, tanto como los premios Grammys y las 23 grabaciones. Para el circuito musical internacional, se trata de un compositor norteamericano de origen hebreo nacido en la Argentina (Envidiable. En la escalinata del Teatro Colón, fantasías globalizantes agitan el imaginario de dos abonados. Colocar a sus hijos en el exterior parece ser una aspiración de ascenso al primer mundo). Los apologistas baten parches mediáticos detrás de la maquinaria musical, una industria que lanza novedades al mercado del siglo XXI. La Pasión itinerante ha recorrido su década triunfal hasta arribar a nuestro Teatro en Refacción.

 

Globalización musical: San Marcos con maracas

 

La década del noventa tuvo el auge del crossover y el marketing de la world music, un mundo de negocios arrasantes al compás neoliberal. En ese contexto se compone esta pasión latina, un compendio inspirado de los ritmos del patio trasero. Abunda la intertextualidad, el borrowing (préstamo) y una aptitud para aggiornar la ingesta en el tradicional recinto operístico de esta salsa condimentada con ingredientes clásicos a cargo de las cuerdas de la Orquesta Estable, con maracas for export. En el ámbito del Gran Teatro se impone la cultura turística, el son de San Marcos; la exuberancia de los sones cubanos sostienen el relato de la traición de Judas durante la última cena.
Golijov dosifica tradiciones del jazz afrocubano que escuchamos por la orquesta de Machito hace medio siglo (pero sin los solistas que improvisaban como Charlie Parker; aquí no se escuchan vientos imprevisibles, solo unos compases de trompeta o trombón. Aparte: ¿Oyeron hablar de Chano Pozo, mítico percusionista?).
La instrumentación abunda en voces y percusión (además de guitarra, acordeón y piano). Algunas secuencias de la estructura compositiva rinden tributo a una tradición de Cuba y Brasil, donde las noticias son pregonadas. El coro, el espíritu colectivo, asume la voz de Jesús, que por momentos puede ser un solista masculino o femenino («¿Y si Dios fuera una mujer?», dice un verso de Gelman, que no figura en el libreto). Hay secciones donde el coro se divide, uno y trino en el misterio de las procesiones y el número simbólico. Con berimbau y capoeira, lo exótico, instrumental y danzado halaga a un público de concierto, culto y «blanco», de oído centroeuropeo.

En este punto, la visión no difiere esencialmente de la romántica, ya que, en última instancia, consiste en la extracción de elementos de la «baja cultura» que, una vez integrados adecuadamente en el lenguaje «culto» del compositor, se nos presenta en el contexto de este último, es decir, la maquinaria del concierto burgués. Finalmente, los elementos folclóricos no dejan de manifestarse idealizadamente fuera de su contexto social y cultural. Sin embargo, la pieza ignora las convenciones orquestales clásicas de Occidente y ha sido calificada como un espectáculo populista.

La estructura compositiva asegura una recepción eficaz. con efectos tímbricos y rítmicos de inmediata repercusión. No es una ópera, se atajó el autor, pero es una representación. ¿Una imagen estereotipada de ritmos y danzas reconocibles? Termina siendo una representación para un operativo de apertura de temporada (operística) donde se conjugó, en curioso crossover, la programación con intereses político-musicales, producciones comerciales e industria cultural. Corifeos mediante, la retransmisión simultánea a provincias e intendencias afines respondió al lanzamiento de una expectativa presidencial, cual Pro y contra de una pasión.

 
El smoking del Cristo

 

La obra se explica como parte de un proyecto multicultural sobre los Evangelios. Se estrenó hace casi once años en Stuttgart, a propósito del 250 aniversario de Bach (el Evangelio de Marcos tuvo como destinatario a los cristianos convertidos del judaísmo).
Su cualidad narrativa tiene la impronta de la tradición oral, del narrador de historias. «Mi música responde a la franca descripción de las voces del pueblo», dice el compositor. Por momentos, el resultado suena más «descriptivo» que «expresivo». Folklore latinoamericano con ritmos bailables, guayaberas en el escenario, hasta el flamenco interviene en la historia de un hombre condenado a muerte.
El Jesús «oscuro», rústico, no europeo, alude al crucificado negro en Guatemala. Es una metáfora posible del vía crucis del Che Guevara (Golijov lo explicita en una entrevista), lo que no deja de significar una reabsorción al sistema que se apropia de lo transgresor para desactivarlo. Aún así, el sincretismo está a la vista, en los tiempos que el Papa visita la isla caribeña, la disputa de los mitos parece indicar su carácter ambivalente.
Si de fidelidad se trata, el Teatro Colón, ícono cultural por antonomasia, sugiere en el programa de mano EL RETORNO AL USO DEL SMOKING para las funciones de Gran Abono. El fantasma de 2001 parece haber sido aventado, algo que parece desmentir la estrecha vigilancia en la entrada y en el foyer. La elegancia de un ex represor así lo atestigua. Las miradas nos constituyen. Para Sartre, el infierno son los otros.

 

Otros retornos en la música

 

Musicalmente, la posmodernidad supone la apertura a un enorme abanico de tendencias estéticas. Lo que posiblemente define la esencia posmoderna es la vuelta al pasado: los retornos. En los retornos musicales se destacan los usos de elementos folklóricos, la imitación de estilos y la reelaboración de músicas del pasado, junto al empleo de citas.
Estas tendencias han sido a menudo englobadas bajo el término intertextualidad, empleado en la musicología semiótica. Consiste en entender una obra, no como un conjunto de unidades independientes e inconexas, sino como un continuo integrado y a su vez relacionado con otras obras.

Se sabe, el empleo de ideas ajenas hunde sus raíces en el mismo origen de la música. Pero en la posmodernidad, la reutilización del pasado musical, ya sea a través de sus técnicas o de su empleo literal, se convertirá en una firme tendencia: «préstamo» y voluntad de síntesis. Se impone la estética del «todo vale». El empleo de citas se convertirá en un recurso casi rutinario en muchos creadores. A pesar de la banalidad con que se ha utilizado a menudo, no deja de ser un procedimiento de gran efectismo y atracción.
Por su parte, Golijov es tildado de complaciente y cómodo por parte de los compositores de música contemporánea. ¿Acaso sería «creación original» tal yuxtaposición, el abuso de la cita textual , la literalidad de sus «objetos encontrados», esa reescritura de géneros populares (a tal punto que lo atractivo puede convertirse en previsible), esa fluidez entre lo clásico y lo popular y su estética de superposición de estilos?
Si bien existe una recoleta música contemporánea que se tornó conservadora por sus clisés y su retórica, también la técnica, el oficio y el gusto para ensamblar piezas preexistentes puede resultar otra rutina exitista e impersonal; sin por eso cargar las tintas sobre «la creación original» de un supuesto «genio romántico» en las antípodas golijovianas.
¿Asistimos a la manipulación de un espectáculo bien empaquetado? ¿Hasta dónde la facilidad para ensamblar amónicamente se convierte en facilismo retórico? Los verdaderos críticos no son los que lo acusan de plagio.

 

 

Pro y contra de «Goli»

 

Algunos colegas conceden que tiene buena técnica, buena formación profesional. Aceptan esta Pasión como una obra coral, un collage, pero deploran que «no maneja una orquesta». Su sobrevaloración significaría una estafa para la música de vanguardia. ¿Dónde quedarían Ligeti o Crumb? En otra vertiente, hay quien recuerda La Misa Criolla de Ariel Ramírez, un antecedente local.

Otros reconocen su talento y capacidad técnica, pero reprochan la mezcla excesiva de estilos en esta pasión sincrética a través de la etnia yoruba, y las tres capoeiras resultan inútiles y chocantes (como una especie de variedades forzadas).

La presencia teatral de Cristo se considera pobre, es ilustrativo, decorativo, no aparece en función dramática. Si bien es elogiado el trabajo estupendo del Coro y de la orquesta periférica junto a las cuerdas del Colón. «En el gran collage de estilos, hay momentos muy buenos, pero demasiada percusión. Es dudoso que sea lo mejor del siglo XXI. Estamos ante un hábil proveedor, compositor de fusiones de moda. Arma muy bien las cosas pero sigo sin encontrarle su personalidad», afirma el crítico Pablo Bardin.

 

 

Estética y entretenimiento

 

Las interinfluencias artísticas son típicas del clima cultural de cada época. En el caso de Golijov, se trata de sus estrategias compositivas y de una estética abierta a estilos e influencias musicales, lindante a un collage sonoro, una estética de superposición de estilos sabiamente manipulada (¿un juego a veces previsible en la escucha sucesiva?).

¿Plagios? El New York Times le dio cobertura a la noticia que tuvo bastante eco en en los círculos musicales. El compositor, ganador de dos Grammy por la ópera Ainadamar y aclamado como uno de los salvadores de la clásica, cree que es fruto de cierto resentimiento: «Pienso que también había mucha gente que tenía ganas de tirarme palos y aprovecharon la ocasión. Así como te elevan primero, te matan luego. Esto no sucedía en la clásica, pero ahora se ha vuelto muy permeable a la cultura del entretenimiento y ha asumido esta clase de tics».

Las acusaciones de plagio también pueden ser manipuladas como campañas de prensa. En vísperas del estreno de Ainadamar en Madrid, un artículo en El País nos remite al video comparativo entre las obras «clonadas», pero después de escuchar el posible plagio, YouTube ofrece al curioso un menú de obras de Goli para cliquear.

 

 

Hiper-Golijov

 

Los percusionistas Mikael Ringquist y Gonzalo Grau, conductores de la Orquesta La Pasión, fueron esenciales en la concepción, orquestación y creación de esta obra.

Allí figura Michael Ward-Bergeman, un amigo, hiper-acordeón y diseñador de sonido, además autor de Barbeich, pieza para acordeón. El dato es que Siderius de Golijov se le parece a tal punto, que el crítico Alex Ross —el mismo que lo considera como uno de los compositores más importantes— dijo «Siderius es Barbeich con material adicional incorporado».

¿Se podría sospechar que La Pasión según San Marcos es música afrocubana, salsa originada en la orquesta de Machito, la percusión del mítico Chano Pozo, más Milton Nascimento, Piazzolla y Victor Heredia, canto gregoriano, toques de Bach y Steve Reich, liturgia judía y minimalismo, entre otras «selecciones de materiales y enfoques» que nuestro platense intenta trascender con técnica y gusto, con maestría para ligar y cohesionar el préstamo con un valor agregado, un intertexto musical coherente al que ha «incorporado su propio material adicional»?

 

 

 

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