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30 diciembre, 2013

xix jornadas de mayéutica Del cuerpo en la praxis psicoanalítica

Marifé Marcó

En el marco de las XIX Jornadas de Mayéutica – Institución Psicoanalítica, El Gran Otro entrevistó a su presidenta, Ilda Rodríguez.

¿En qué consisten las Jornadas que Mayéutica realiza todos los años?
En el transcurso de estos 36 años de existencia de Mayéutica, cada jornada bianual constituye, principalmente, una feliz celebración. Su realización
comporta una puesta al día de alguna cuestión crucial de nuestra praxis, alrededor de una de las temáticas planteadas por Lacan hacia los finales de su
obra y que nos resulta imprescindible situar —como nos señala su enseñanza— «como un pilar, la marca de una etapa, el punto al que se había llegado en
tal año o en tal época del año», es decir, nuestra apuesta de hacer avanzar al psicoanálisis.

¿Cuál es el objetivo de realizar dicho evento?
Podría comentarle algunos principios básicos que entiendo se han consolidado y consensuado en el curso de los años. Por ejemplo, presentar distintos artificios de nuestra práctica cotidiana a los efectos de mostrar nuestro modo de trabajar la clínica, poniendo en acto lo relativo a la enseñanza
y transmisión de nuestro psicoanálisis. En la tentativa del pasaje de lo privado a lo público hemos logrado sostener ciertos parámetros, en función de los cuales puede captarse algún tipo de episteme común con el discurrir de las sesiones: no se asocia libremente sobre su posición subjetiva, ni se interpreta, pero sí sucede que se habla de la clínica sin papeles ni notas, de modo espontáneo.
Imagínese cuánto más valioso, menos acartonado resulta ser de esta forma. Un discutidor, que tampoco conoce previamente el caso que le ha de presentar
el colega, debe reaccionar a ese material tal como sucede en las sesiones, sin preparación ni acompañamiento por parte de papel alguno, y lo propio pasa
con quienes asisten como público.

¿Cómo eligen el tema eje sobre el que giran las Jornadas?
Como diría Borges, es el tema el que nos elige; al modo del collage en el arte será aquel que en ese momento evoque en nosotros la falta que constituye
su valor. De otra manera, nos decide el afán de decir psicoanalíticamente —con y ante otros que se insertan en la civitas— qué nos aporta de nuevo esa
dimensión introducida en la praxis y en la enseñanza de Freud, Lacan, Harari: el «cuerpo».

¿Podría explayarse sobre la idea de Del cuerpo en la praxis psicoanalítica?
Freud advierte que una fuente fundamental de sufrimiento del ser hablante es el cuerpo propio, lo ubica inexorablemente como destinado a la ruina, un sesgo de lo que Lacan llamará luego lo Real. Entonces, si hay un Real inicial en cuanto a la infelicidad, es lo Real del cuerpo. A la par, interrogando
su estatuto, vale ahondarlo con Lacan al sostener que «no hace aparición en lo Real sino como malentendido». Por ende, me parece que se trata de
puntuar desarrollos emparentados con lo atinente a la concepción lacaniana del lenguaje, en especial a partir de un lapsus —mediante el cual encuentra
la lengua— y de las consecuencias que eso determina en sus postulaciones referentes al cuerpo, a la materia, al elemento y otras. Insistiendo en que «no
hay metalenguaje» y en su propuesta de circunscribir una «lingüistería» a partir de Encore. ¿Cómo conciliar lo «estructurado» con el goce de la lalangue (lengua de la madre, evanescente y puntual, reconstruida a posteriori)? Si el lenguaje es un aparato de goce, cabe considerar que eso introduce el cuerpo; y si este le es extraño al parlêtre tanto como aquel, es porque son homólogos respecto de su no dominio y de la experiencia de su posible pérdida. Estas metamorfosis darán en hablar de la búsqueda de la belleza Ideal, haciéndonos «carne» de epidemias sociales como el piercing y el tatuaje por un imaginario social que promueve prácticas masoquísticas, o del tratamiento del dominio más que inexplorado: la psicosomática. ¿Se trata del cuerpo de por sí, material, es la sustancia biológica en apariencia inconfundible? El cuerpo no puede ser nombrado como un ejemplo cuasi paradigmático del registro de lo Real, sino escribirlo en lo Borromeo, ya que ni el espejo ni la palabra lo totalizan. Se lo ve, nos encontraremos con la posibilidad que nos dan nuestras Jornadas de declinar la noción de cuerpo, de no unificarla, porque nuestra práctica lo trae consigo.

¿Cuáles son las instituciones que participan?
Apostamos a que sea un lugar de encuentro que aloje los decires de nuestros colegas en su diversidad, lo que vendrá a imprimirle ese movimiento enriquecedor que la vida conlleva. Me refiero —vía banda de Moebius— a los Miembros, Adherentes y Participantes de nuestra Institución, tanto como a
nuestros amigos de Convergencia, Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano, del que Mayéutica es una de sus fundadoras y sostenedoras. Se trata de autorizarse desde la letra de Lacan; en ese punto convergente se producirá, necesariamente, la divergencia de trazos con analistas de Instituciones y Escuelas de Convergencia de Buenos Aires, La Plata, Rosario, Mar del Plata y Tucumán, así como otros cuya práctica hace su lugar en hospitales, escuelas, universidades y a estudiantes e interesados en el psicoanálisis. Quizás, también, de extraer algunas consecuencias que nos permitan leer nuestros avances, tanto como algunas de las posibles resistencias al psicoanálisis en las que nos veamos implicados, y no solo como uno de los efectos de lenguaje.