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Uffe Isolotto – Mitos en un Mundo Sin Historia

Por Maximiliano Turri

Uffe Isolotto – Mitos en un Mundo Sin Historia

Uffe Iosolotto (Dinamarca, 1976), es un constructor de mundos, de realidades alternativas, cuya narrativa nos es ajena y extraña, pero a la vez, tan sentida y propia que nos devuelve a nuestra condición de seres emocionales…humanos.., “We Walked the Earth”, la impactante instalación que presento 59 va. Edición de la Bienal de Venecia, es la perfecta síntesis de estos mundos, de estos mitos, que explora este gran artista.

 

Maxi Turri: ¿Cuáles serían los nuevos paradigmas de la humanidad a partir de la tecnología?

Uffe Isolotto: Hay que entender que no estamos separados de la tecnología –la cual supondría algún tipo de amenaza-, sino verla como parte integral del desarrollo de la humanidad. La tecnología nos ha llevado hasta donde estamos hoy, y detenerse en un punto determinado del desarrollo tecnológico y decir «Está bien. Detengámonos aquí» es no aceptar un rasgo humano muy básico,  aunque pueda llevarnos a lugares incómodos donde nuestra moral se verá cuestionada. Veo la curiosidad que subyace al desarrollo de nuevas tecnologías como una fuerza motriz que debe sostenerse frente a una necesidad de profundidad espiritual.  La frialdad que irradia la tecnología puede parecer lo opuesto a la calidez que emana de un contacto espiritual con el mundo, sin embargo, veo un potencial para una espiritualidad en la tecnología;  pero ello requiere que dejemos atrás viejas visiones del mundo.

 

We Walked the Earth – Pabellón Danés, Bienal de Venecia 2022 – Foto: Ugo Carmeni

 

MT: ¿Cómo podemos entender hoy el cuerpo en el arte?

UI: EL cuerpo en el arte lo utilizamos del mismo modo que siempre hemos empleado todo en el mundo: para reflejar la imagen de nosotros mismos.  Todo arte es un eco de nuestra presencia. Hay una gran vanidad y curiosidad en nuestra mirada y  en nuestras manifestaciones en el arte y la ciencia. De hecho, no se me ocurre ningún arte ni ningún estudio científico que no tenga al ser humano como punto de partida. Es un espacio casi inagotable de potencial, pero también una limitación. Así que ir más allá de ese límite significa que tenemos que ir más allá de nosotros mismos. El desarrollo o la adaptación del cuerpo cambia muy lentamente, mientras que nuestra capacidad de cálculo se desarrolla rápidamente, de modo que cada vez hay más distancia entre lo que podemos comprender y experimentar inmediatamente y lo que potencialmente podemos llegar a ser. Y el arte puede ayudar a allanar el camino para procesar y comprender esas perspectivas.

 

 

MT: Más allá del impacto o la impresión inicial, ¿por qué nos atrae lo que no entendemos?

UI: El asombro. Este sentimiento de miedo mezclado con respeto y admiración nos toma de raíz y nos deja deslumbrados. Rápidamente decidimos si es horrible o asombroso, basándonos en la educación cultural y la experiencia personal, y lo clasificamos como para ponerlo en una caja. Pero en el primer impacto revelamos nuestra humanidad básica. Nos maravillamos ante lo que tenemos delante, que puede ser un fenómeno geológico espectacular, una máquina ingeniosa o el alcance conceptual o artesanal de una obra de arte;  pero también el miedo a la profundidad de perspectivas nos aleja de ello. Esta tensión entre miedo y asombro es muy poderosa y puede aprovecharse de muchas maneras. Para mí, que la narración sea coherente no es importante, porque al final desembocará en algún tipo de mensaje moral y eso me parece muy excluyente para el público.

 

We Walked the Earth – Pabellón Danés, Bienal de Venecia 2022 – Foto: Uffe Isolotto

 

MT:¿Por qué crees que los mitos nos permiten comprender la realidad de una manera más efectiva?

UI: Estoy un poco indeciso sobre si creo que los mitos son eficaces o relevantes. He recurrido a los mitos en varias obras, pero siempre tengo la sensación de estar tomando el camino más fácil cuando lo hago. Los mitos pueden ser afirmativos de ciertas culturas y no quiero crear defensores de una comprensión occidental del mundo. Pero, por otro lado, es una forma de captar la atención de la gente y establece instantáneamente un marco para entender lo que estás viendo. Hasta ahora me he estado comunicado dentro de mi contexto cultural, pero creo que esto cambiará en algún momento

 

 

MT:¿Cómo el arte nos acerca,  a pesar de pertenecer a culturas diferentes?

UI: Como comenté anteriormente, el arte que hace referencia a culturas específicas tiene sus dificultades, pero también creo que hay mucho en común. Probablemente veamos el significado cultural del color azul de forma diferente, pero tampoco podemos saber si la forma fisiológica de ver el color azul es la misma de una persona a otra. Así que tenemos que recurrir al lenguaje para comunicar nuestra percepción, que luego crea conciencia, o aceptar las diferencias que tenemos. En cualquier caso, el arte crea la posibilidad de hacer ambas cosas.

 

We Walked the Earth – Pabellón Danés, Bienal de Venecia 2022 – Foto: Ugo Carmeni

 

MT: En varias de sus obras (We Walked the Earth o Dana Plato’s Cave) hay un texto narrativo que forma parte de la obra y relata situaciones paralelas o complementarias a las imágenes que se presentan. ¿Cómo funciona esta narrativa en la obra?

UI: Es una muy buena pregunta. Si me hubieras hecho esa pregunta hace un año, antes de que “We Walked the Earth” se inaugurara en la Bienal de Venecia, te habría dicho que simplemente fue así por unas circunstancias peculiares, pero ahora la historia se ha complicado y posiblemente haya otra respuesta. Podría ser el impulso de no crear un mensaje moral de cuerpo entero, lo que me llevó a trabajar en una narración complementaria con Jacob Lillemose, el comisario del Pabellón Danés de Venecia. Actualmente estamos trabajando en otros cuatro textos; cada uno como  una iteración o derivación de la exposición de Venecia, y su función es abrirse a un sentido más amplio del mundo que estamos creando. Pero también funcionan como una especie de comentario o meta capa.

 

We Walked the Earth – Pabellón Danés, Bienal de Venecia 2022 – Foto: Ugo Carmeni

 

MT: ¿Crees que los avances tecnológicos nos acercan a nuestra naturaleza o, por el contrario, nos alejan de ella?

UI: Primero entendí esta pregunta  como «nos acercan a la naturaleza» y no como  «a nuestra naturaleza» e inmediatamente empecé a pensar en mis dos hijos adolescentes, que pasan una cantidad significativa de tiempo en la pantalla, y luego pensé en si soy “malo” como padre. “Nuestra naturaleza”, esa es una gran pregunta. Como he dicho antes, creo que nos adaptamos a las circunstancias, aunque no a la velocidad que creemos adaptarnos.

 

We Walked the Earth – Pabellón Danés, Bienal de Venecia 2022 – Foto: Ugo Carmeni

 

MT: ¿Cómo creaste el concepto de «We Walked the Earth?

¿Qué pasará con estos seres?

UI: El concepto surgió de la necesidad de arreglar la arquitectura que constituye el pabellón danés en Giardini de Venecia; un edificio neoclásico con grandes columnas construido en los años 30 y tiene, además otra parte, más baja, de ladrillos amarillos, que recuerda a una casa familiar de los suburbios de los años  60, adosada al edificio original como un parásito en un huésped. Esta arquitectura estaba pensada para alojar cuadros en los nichos de las paredes y esculturas en el centro del espacio. Entonces llegó el arte contemporáneo y la arquitectura se convirtió en un problema, o, si se quiere  en un desafío. Decidí «curar» la arquitectura creando un tercer espacio, un mundo paralelo, basado en la vida rural danesa de los siglos XVIII y XIX y en la decadencia veneciana contemporánea. Me di cuenta de que necesitaba algunos habitantes en esta granja, y de un proyecto archivado saqué una familia de centauros. Su hibridez es a la vez un reflejo de la arquitectura, pero también un guiño a épocas más antiguas, cuando los humanos y sus animales domésticos convivían, antes de la evolución industrial agrícola. Quizá haya deslizado aquí un pequeño mensaje moral sobre nuestra naturaleza.

La exposición viajará a París, Copenhague y Riga durante el verano y el otoño de 2023, siendo cada exposición una iteración de la primera manifestación, escenificada en contextos y arquitecturas extremadamente diferentes. Todo lo que rodea a los centauros cambiará, pero ellos seguirán muertos y dando a luz.

 

We Walked the Earth – Pabellón Danés, Bienal de Venecia 2022 – Foto: Ugo Carmeni

 

MT: ¿Tus obras exigen tiempo y compromiso por parte del espectador? ¿Cómo consigues generar ese tiempo?

UI: Siempre ha sido muy importante para mí que uno pueda acercarse a mi obra y sacar algo de ella en los primeros segundos, pero también pasar tiempo con ella y desplegar las capas o ver los detalles. No todas mis obras lo consiguen. Hay casi una correlación directa entre el tiempo dedicado a crear la obra y las capas que la componen, lo que es especialmente cierto en el caso de “We Walked the Earth”. Debido al COVID-19, la Bienal de Venecia se pospuso un año y tuve mucho tiempo extra para ello.

 

 

MT: Algunas de tus obras hacen referencia a experimentos científicos de las últimas décadas, como el «ratón de Vacanti» (el ratón con un injerto de cartílago de vaca  en forma de oreja humana), aunque tus ratones también tienen como injerto ¡narices y ojos! ¿Hacia dónde nos conducen estos experimentos?

UI: La oreja original del ratón de Vacanti no oía, al ser sólo cartílago, pero fue una imagen fuerte y a finales de los 90 se pasó por correos electrónicos, a modo de meme sin descripción, por lo que acabó causando un revuelo contra la ingeniería genética, aunque tenía más que ver con los extremos corporales que con la manipulación genética. Hoy se ve el mismo efecto con los androides y la inteligencia artificial. Miedo y asombro. En última instancia, queremos crear repuestos o réplicas de nosotros mismos para ver cuánto tiempo podemos vivir, pero la cantidad no lo es todo y hay buenas razones para centrarse también en la calidad de vida. Ahora mismo parece que continuamos una doctrina de la Edad Media, en la que la vida era dolor y la única esperanza de felicidad era entrar en el Cielo. A menos que tuvieras poder, por supuesto.

 

 

MT: Ha trabajado en colaboración con otros artistas para potenciar algunas de tus obras, ¿qué buscas en ellos? ¿Qué aportan a tu obra?

UI: Trabajo con personas cualificadas que pueden ayudarme a dar vida a mis ideas, pero lo que busco no es sólo habilidad, sino también gente que tenga aspiraciones artísticas con lo que hace. Algunos son artistas por derecho propio, otros artesanos, pero todos se dedican al proyecto. Algunas partes del trabajo las hago yo mismo, pero a menudo dedico tiempo a organizar el trabajo, la logística y la comunicación entre los colaboradores. En cierto modo, en estos procesos soy a la vez artista, director de cine y gestor de proyectos. Puede ser agotador y a veces sueño con escribir un libro, sólo para tener un proceso en solitario sin el pesado peso de tener que materializar objetos.

 

Pangaia (New Age Headache), 2016 – Foto: Anders Sune Berg

 

MT: ¿Qué artistas te gustan y cuáles te han inspirado?

UI: Siempre me ha gustado la obra escultórica de Paul Thek. Me identifico con la tristeza y el horror clínicos de sus vitrinas, que tienen un aire clásico y contemporáneo, pero emanan de otro lugar, como un corte transversal psicológico de la humanidad. También me inspiré en las esculturas carnosas de Berlinde De Bruyckere para Venecia. No soy hiperrealista de corazón, así que siempre que necesito disolver el acabado meticuloso y para ello  me fijo en las esculturas caleidoscópicas de David Altmejd.

Para inspirarme, cada vez paso más tiempo mirando libros del arte conceptual de videojuegos como Death Stranding, The Last of Us y Scorn, pero también siempre me ha fascinado el diseño de producción de las películas de David Cronenberg, especialmente objetos como la pistola de huesos de “eXistenZ” y los instrumentos quirúrgicos de “Dead Ringers”. Me ha interesado mucho el “worldbuilding” como herramienta. La “construcción de mundos” es una herramienta que se utiliza sobre todo en la literatura, el cine y los juegos de ordenador, donde creas el mundo primero, por lo que se siente como un escenario natural para que tenga lugar la narración. No es tan habitual en el arte contemporáneo, quizá con la excepción de la obra de Charles Avery, pero creo que con el tiempo se irá extendiendo. Ahora mismo se está produciendo una fructífera polinización cruzada entre los juegos de ordenador y las películas y series, y con el tiempo también se abrirá camino en el arte contemporáneo. Con la llegada de herramientas como la inteligencia artificial para hacer parte del trabajo, nos hemos acercado un paso más.

 

 

MT: ¿Cómo te resultó la experiencia de Venecia, qué conclusiones puedes sacar?

UI: Venecia me cambió las reglas del juego en más de un sentido. En primer lugar, nunca había trabajado a esta escala y con tantos colaboradores, así que hubo un cambio en la ambición y la complejidad de la producción. Esto me ha dado el valor necesario para embarcarme en proyectos más grandes, complejos y de mayor duración en el futuro. En segundo lugar, sabía que iba a haber mucha atención en torno a las obras de la bienal, pero nunca esperé la cantidad e intensidad de las reacciones instantáneas de los visitantes. Me ha sorprendido el grado en que la gente ha conectado con las obras, y he recibido montones de mensajes de personas que me cuentan cómo les ha conmovido la obra. No es algo a lo que esté acostumbrado y no espero que ocurra en el futuro, así que ha sido un viaje emocional, que aprecio, pero también estoy contento de estar ya del otro lado. La atención es una droga que adormece y no es buena para desarrollar un nuevo trabajo.

 

Sekaleht: An Architect of a Cathedral, 2021 – Foto: Uffe Isolotto

 

MT: ¿Cuál es tu próximo proyecto?

UI: Desde hace algún tiempo me interesa desarrollar obras que abarquen más de una manifestación. Comenzó con el proyecto  “Dana Plato´s Cave Proyect”, que evolucionó a través de varias iteraciones, y “We Walked the Earth” tendrá un curso de vida similar. Como ya he dicho, me gusta mucho construir mundos y me alegra poder desarrollar el proyecto de Venecia en varias exposiciones nuevas con los centauros. Además de las exposiciones de París, Copenhague y Riga, tengo un encargo de arte público para un campus universitario de Dinamarca, en el que desarrollaré una serie de esculturas en colaboración con arquitectos, ingenieros, robots y estudiantes, y que también formarán parte del mundo de los centauros. En algún momento dejaré atrás a los centauros y desarrollaré nuevas obras, pero ahora estoy viviendo con ellos, ¡disfrutando del viaje!