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25 marzo, 2019

«Si hay un momento de crisis, más que nunca es necesario el arte»

Por Mariana Gioiosa

«Si hay un momento de crisis, más que nunca es necesario el arte»

Entrevista a Aníbal Jozami y Diana Wechsler, directores de Bienal Sur.

 

Aníbal Jozami es el Rector de la Universidad Nacional Tres de Febrero, Sociólogo y Licenciado en Relaciones Internacionales, Diana Wechsler, Directora de Arte y Cultura y especialista en Historia del Arte y Curaduría. De estas dos vertientes surge el proyecto Bienal Sur, que busca ir más allá de las fronteras tradicionales del arte, de los circuitos comerciales y otros formatos convencionales.

¿A qué viene a dar respuesta Bienal Sur?

Anibal- Viene a dar respuesta a dos temas, o mejor dicho completar dos situaciones que tenían falencias. La primera, la difusión: hacer que se conozca el arte y la cultura del Sur en los países del Norte. Todo el «mainstream» cultural del mundo se hizo a partir del Norte. Nos propusimos en lugar de dar vuelta el mapa, como hizo Joaquín Torres García, a invadir, inundar y llenar de arte y cultura latinoamericana el Norte. Hacerlo conocer para que interactúen en equidad los artistas de los dos hemisferios

Por otro lado, esta Bienal, se planteo como una cadena de interconexiones y de integración a nivel cultural entre los países del Sur. El desconocimiento mutuo fue uno de los elementos por el cual muchos procesos de integración no tuvieron éxito como es el caso de América del Sur. Esta Bienal intenta ser un link, una conexión y una cadena de comunicaciones a nivel cultural entre distintos públicos de países de este hemisferio.

Diana- Avanzar con arte y pensamiento del Sur hacia el Norte implica articular diferente la realidad ya que esas otras maneras, las instituidas, nos dejaban afuera o en circuitos periféricos. Entonces pensamos en una plataforma en donde, en situación de paridad, convivan grandes instituciones tradicionales e históricas con otras nuevas.

Bienal Sur no es una Bienal que ocurre cada dos años, sino que ocurre a lo largo de dos años, porque es todo un proceso de trabajo continuo y de diálogo. No es una Bienal que imponga una modalidad, sino que la va construyendo a cada paso. En lugar de imponer un tema, hacemos un llamado abierto internacional. En esta edición, hubo más de 5000 proyectos, procedentes de más de 80 países.

¿De qué se trata Sur Global?

Anibal- Ininterrumpidamente, dos años antes de la primera bienal, venimos haciendo las reuniones Sur Global, donde invitamos a artistas, sociólogos, comisarios, curadores y políticos, a discutir sobre el arte y la cultura contemporánea. Esta también es una forma que hemos elegido para que la cultura y el pensamiento del sur influyan sobre el Norte

¿Por qué eligieron la sede de los inmigrantes como punto cero?

Anibal- Implica un gesto simbólico. El Hotel de Inmigrantes es un edificio que resguarda la memoria de cientos de miles de inmigrantes que entraron a la Argentina. Además, el mestizaje de los pueblos originarios y diversas corrientes migratorias es todo un símbolo de esa diversidad y ese internacionalismo que caracteriza la Bienal. El kilómetro cero es el lugar desde donde pensamos y empezamos a ejecutar este proyecto

Diana- Por otro lado, esto de los kilómetros viene a jugar la carta de volver a pensar el mundo. Si uno preguntase cuál es el kilómetro cero del arte moderno, rápidamente la gente respondería París o New York. Entonces, ¿por qué no jugar invirtiendo esos términos?

Anibal- Recuerdo una reunión que tuve en Buenos Aires con el artista Alejandro Puente y los directivos del Centre Pompidou. Al mostrar sus obras Puente mencionó qué se había inspirado en diseños precolombinos. Teniendo en cuenta esto, de la misma manera que buena parte del arte europeo está inspirado en diseños africanos, podemos discutir cual sería el punto cero del arte moderno.

 

 

Con respecto a la primera experiencia que tuvieron en el 2017 ¿Cumplió Bienal Sur con sus expectativas?

Anibal- Desbordó nuestras expectativas, asistieron más de 25 millones de personas en todo el mundo. Contó con gran afluencia de público y críticas positivas en todos los lugares que estuvimos. Esto ocurrió tanto en espacios tradicionales como el Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina, o el Museo de Artes Visuales de Montevideo, así como en salas no tradicionales o lugares outsiders dentro de los que se encontraban Fuerte Apache y Villa 21 en Argentina, entre otros. Todas las investigaciones y propuestas distintas de las que se venían haciendo hasta ahora, fueron un éxito.

 ¿Por qué motivo comenzó la Bienal en Montevideo y cuál será el lugar elegido para esta edición?

Anibal- Porque fue el lugar donde planteamos por primera vez la idea de Bienal Sur, frente a los ministros de cultura de América del Sur. También porque tuvimos en cuenta que Montevideo es la ciudad donde se encuentran los organismos de integración de Sudamérica como INADI y MERCOSUR, entre otros.

Para esta edición, es posible que hagamos la inauguración el 25 de Mayo en Tucumán y una semana antes, la proclama del lanzamiento de la bienal desde Tierra del Fuego, por ser la ciudad más austral de mundo y esta es la bienal del sur.

¿Por qué dicen que es proactiva y descolonizada?

Diana- Proactiva en el sentido que nosotros somos muy «pro positivos». Este proyecto se crea y avanza sobre las instituciones, invitando a formar parte y pensar juntos.

Anibal- Y descolonizada porque es una bienal que busca crear una conciencia identitaria entre los países de América Latina, para que se pueda hacer un desarrollo de cada uno de ellos y de la región como tal. No aceptamos aquellas cosas que fueron impuestas por el pensamiento colonial.

Me podrías decir que Argentina dejó de ser colonia en 1810, pero hay un pensamiento colonial que sigue vigente: considerar que no estamos en el mismo nivel que resto del mundo. Esto es lo que combatimos.

En uno de los encuentros previos a la edición de Bienal Sur de este año, Ralph Rugoff, quien será el curador de la Bienal de Venecia este año, afirmó: «Los políticos usan la idea de la crisis para asustar a la gente, me preocupa que los curadores también digan que todo está tan mal que ya no hay lugar para el arte» ¿Está de acuerdo?

Diana- Si nosotros pensaramos eso, no estaríamos llevando adelante este proyecto que justamente lo que hace es expandir lugares para las artes. Creo que hace falta activar estos espacios para reconectarlos con la sociedad. Cuando las vanguardias históricas se planteaban hacer del arte una experiencia vital, reconectarlo con la vida, estaban pensando de qué manera el ciudadano común se sentía interpelado por el arte. A más de 100 años de distancia esa preocupación sigue vigente. Cuando se habla que no hay espacio para el arte, es porque se está pensando solo en los formatos convencionales. El formato Bienal Sur y de la manera que planteamos trabajar, permite que el arte se cuele por todos los rincones. Trabaja con lo pre existente, lo atraviesa y va más allá.

Anibal- Además porque el arte es uno de los elementos que permite que la gente se vea interpelada, discuta, hable, opine y piense. Si hay un momento de crisis, más que nunca es necesario el arte.

¿Qué hacer cuando hay poco presupuesto?

Diana-Tratar de suplantar el dinero con mucha gestión y mucho ingenio, tratando de abaratar los costos. Es nuestra ocupación principal en estos días, porque esta crisis presupuestaria nos afecta a todos: a nosotros, a la universidad pública y a nuestros sponsors

Anibal- Estamos ante esa realidad, pero también la realidad que nosotros no estamos dispuestos a dejar de hacer esto. Buscamos las formas más ingeniosas posibles para obtener con poca plata el mismo éxito y los mismos resultados que tuvimos en la edición anterior

¿Cuál es la forma y criterio de selección ante tantas propuestas?

Diana- Hacemos una lectura con nuestro equipo local y con asesores internacionales para identificar los temas que hoy están en discusión en la escena contemporánea. Cada uno de los proyectos que seleccionamos los trabajamos con los artistas y los lugares en los que podrían estar instaladas las obras. Es un proceso de mucho diálogo, atención e intercambio con los demás.

El criterio que nos planteamos siempre es el de la calidad. Hay muchos proyectos de arte contemporáneo que son interesantes, pero el costado de la situación artística queda desdibujada. Que lo que se plantee, se haga desde este lugar singular que es el del arte, el territorio de lo simbólico. Por otro lado, que active alguna situación del mundo contemporáneo.

De esta lectura minuciosa de las propuestas recibidas que surgieron las intersecciones entre arte y ciencia, y también entre el arte y naturaleza. Abarcan desde lecturas del paisaje, el medioambiente hasta trabajos que buscan situarse en ciertas dimensiones de la robótica y de la neurociencia. Ciertas cuestiones que vienen a alumbrar desde la mirada artística territorios de conocimiento o de desarrollo que están en otros campos.

Un punto de interés que apareció muy fuertemente fue las cuestiones de género. Atendiendo a la historia de lo que este tema significa en estos últimos 30 años de la historiografía artística y del trabajo curatorial, invitamos a sumarse para enriquecer y hacer más plural estas cuestiones a curadores y especialista que desde los años 80 vienen trabajando estos temas y artistas que desde los 60 lo vienen haciendo.

Otro de los temas que apareció con recurrencia y va a formar parte de los ejes es migraciones y tránsitos, en donde también están implicados los exilios. Una línea curatorial muy interesante es la que llamamos modos de ver, donde aparecen un número importante de proyectos de artistas que más allá del tema que estén tratando, reflexionan sobre cómo se construye la visualidad contemporánea. El nombre fue elegido en homenaje a John Peter Berger

¿Con qué otras propuestas nos van a sorprender en el año?

Diana- Este año se van a realizar una serie de eventos que ya forman parte de Bienal Sur, como la sección arte en el espacio público y arte y acción social. Por otro lado, en ciudades como Rosario, Buenos Aires, Tucumán, Río de Janeiro, La Paz y Bogotá van a haber intervenciones efímeras, instalaciones y acciones, con el objetivo de salir a atrapar público que no son los que generalmente circulan por el mundo del arte

Con respecto a arte y acción social, estamos trabajando para varios proyectos, entre otros, en continuidad con La Universidad Nacional de Arte y Música de Tokio, el proyecto TURN de Katsuhiko Hibino, quien este año va a trabajar con comunidades Quilmes en Tucumán, y comunidades Wichis de Formosa.

 

Michelangelo Pistoletto y Diana Wechsler

 

Uno de los objetivos de Bienal Sur es qué Buenos Aires recupere ese carácter de capital cultural sudamericana que en algún momento tuvo y perdió ¿A qué te referís y cómo es ese plan?

Aníbal- Me refiero a las primeras décadas del siglo 20. Lo que caracterizó a todos los gobiernos de nuestro país fue no tener la menor idea sobre cómo implementar una política que ubique a la cultura argentina en el mundo. Entonces se da la contradicción de que tenemos infinidades de artistas, de creadores, de realizadores cinematográficos, que son del mismo nivel o mucho mejores que los de otras latitudes y que sin embargo están internacionalmente menos valorados.

Diana- Sí, básicamente la política cultural argentina ha sido históricamente errática, cuando éramos una joven nación, como se decía en el siglo XIX, había cierto pudor con respecto a cuál era nuestro lugar frente a países desarrollados. En los años 20, la Universidad Nacional de la Plata organizó una muestra de artistas argentinos en Europa. La manera en que la crítica europea habló fue como si fuéramos niños que estábamos empezando a crecer, que todavía no teníamos la altura, cuando en verdad, en ese mismo momento había artistas argentinos como Antonio Berni, Raquel Forner, Lino Spilimbergo, que estaban exponiendo en París, la meca del arte

Me acordaba de un texto de Laura Malosetti Costa donde cuenta que La Exposición Internacional de Arte del Centenario fue vivida como la primera puesta a prueba del arte nacional en el contexto de los grandes centros de producción artística del mundo occidental- El afiche de Alberto Rossi donde se representa a la Argentina como un niño, con tapa rabo, que tiene que ver con la presencia indígena también y a Europa, esta figura femenina que besa a su hijo y con vestuario que parece de una diosa griega. Además, en las críticas internacionales de esa exposición, algunos especialistas compararon a Buenos Aires con New York

Diana- Buenos Aires compitió con New York dentro de las alternativas de las capitales europeas del arte y la cultura. El tema es que la política de promoción y estímulos llevada desde los estados por un lado y el aporte privado por otro, fue distinto en el Norte que en el Sur. El mecenazgo privado en New York en particular, y en los Estados Unidos en general, tiene una tradición que se remonta a finales del siglo XIX y que se hace fuerte en tiempos del arte moderno.

Es un tema de decisión política y posicionamiento de los sectores que son los que tienen posibilidad de tomar decisiones en ese plano. Es decir, Peggy Gugeiheim no era argentina. La acción de ciertos mecenas, de ciertos actores de la escena internacional hizo que rápidamente New York ocupara un lugar que nuestra ciudad no consiguió.