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Descanso de caminantes, muestra colectiva en Fundación Cazadores

Por Luciana García Belbey

Descanso de caminantes, muestra colectiva en Fundación Cazadores

Hasta hasta el 21 de octubre se presenta «Descanso de Caminantes», muestra colectiva con obras de Gaspar Acebo, Manuel Ameztoy, Mirtha Bermegui, Chiachio & Giannone, Myriam Jawerbaum, Mirta Kupferminc, Luciana Levinton, y Anna Seggiaro, con curaduría de Sergio Bazán, en la Sala Imán de Fundación Cazadores.

 

«Descanso de caminantes» es una muestra que reúne los trabajos de ocho artistas, donde el cruce de diversos lenguajes artísticos se ve potenciado a través de la curaduría del también artista Sergio Bazán. Este conjunto de obras, disímiles en apariencia y visualidad, comparten ciertos puntos de contacto. Por un lado, existen ciertos elementos en común en los abordajes conceptuales que proponen sus creadores, y, por otro, el hilván que el curador construye a través del título de la exhibición, tomada del libro homónimo de Bioy Casares, un libro póstumo que recopila reflexiones y relatos breves de los 70’s y 80’s a modo de diario íntimo. Las obras aquí presentes también reflexionan sobre diversos temas universales, desde la mirada íntima y subjetiva de cada uno de los artistas. La idea misma de descanso supone una dimensión temporal, es un detenerse, entrar en un estado de reposo, de quietud, hacer una pausa en el andar. Todas las obras presentes en esta exhibición apelan de alguna manera a la noción de tiempo, algunas trabajan desde la memoria o en diálogo con el pasado, otras, en cambio, son un devenir constante, nos anclan en un eterno presente.

 

Luciana Levinton

 

La obra de Luciana Levinton, arquitecta egresada de la UBA, entabla un diálogo con el pasado a partir de la intervención de páginas seleccionadas de la legendaria revista «Summa», editada en el país en los años 70, época de profundas investigaciones arquitectónicas tanto local como mundialmente. Se trata de un proyecto documental, que la artista desarrolla desde hace algunos años, en el que sobre la hoja impresa pinta una forma orgánica y natural. Por encima de esta mancha, dibuja a mano alzada proyectos arquitectónicos específicos. El conjunto de veintinueve piezas presente en Cazadores, pertenece puntualmente a una de sus series más recientes, en la que la artista decide rescatar y homenajear el trabajo de arquitectas mujeres, como Charlotte Perriand, Lina Bo Bardi, Eileen Gray y Lilly Reich, y que se divulgaban poco en su época. Tal como la memoria y su diálogo con el presente, el trabajo de Levinton se construye a partir de capas que se superponen.

 

Mirta Bermegui

 

El dibujo también está presente en «Contornos físicos», trabajos digitales de Mirta Bermegui. Así como las arquitecturas que habitamos, delimitan el espacio en relación al exterior, nuestro cuerpo es aquello que nos separa del mundo, a la vez que nos hace conocerlo. La artista investiga sobre la noción de cuerpo como un contorno, ese espacio limítrofe que, por un lado, divide nuestro mundo íntimo e interior del exterior, y que, al mismo tiempo, nos permite experimentarlo, a través de nuestros sentidos. Según la artista, en esta situación fronteriza se da una terrible paradoja, ya que conocer a través de nuestro cuerpo, nos brinda una única certeza: poco podemos conocer más allá de su propio límite. En esta serie de dibujos, la línea se vuelve una metáfora, lo erótico representa ese espacio de exploración plena de los límites del propio cuerpo, a la vez que se proyecta hacia el mundo, en el contacto con un otro.

 

Gaspar Acebo

 

Desde un abordaje completamente distinto del material, el trabajo de Gaspar Acebo, supone un registro documental, en el que un volumen en papel es el resultado de una dimensión performática previa. El objeto resultante es una presencia en la sala, depositaria de huellas y rastros indelebles del accionar del artista. Un volumen realizado en papel, en cuyos pliegues se almacena la memoria de este proceso precedente e imposible de recuperar por quienes lo contemplamos. Algo frágil, delgado y liviano como el papel de seda se convierte a través de este accionar del artista en un objeto rotundo, de gran escala, con volumen y con peso.

 

La imponente obra de Manuel Amestoy se despliega desde el techo de la sala y nos atrae hipnóticamente. Esta instalación de atractivos colores y delgados textiles sintéticos calados provoca una fascinación. Nuestros ojos, como una prolongación del cuerpo, intentan adentrarse y penetrar los intersticios de cada capa, meterse en la espesura de esos calados que recuerda el entrecruzamiento natural de las hojas de los árboles. Esta fascinante experiencia nos recuerda a las sensaciones que vivimos cuando estamos inmersos un paisaje exuberante. Por un momento logramos olvidarnos del tiempo y del lugar que habitamos, nos suspendemos en una dimensión absolutamente fantástica y atemporal.

 

 

«Biombo Pompeyano» de Chiachio & Giannone, es una instalación realizada al regreso de un viaje que la pareja realizó a la mítica ciudad italiana, hoy convertida en ruina. Una capsula del tiempo, que permite a quienes la visitan hacer un viaje al pasado y poder ver los vestigios de una civilización perdida. Esta pieza se compone de una estructura de madera y vidrio, dentro hay textiles con diseños geométricos estampados, propios de los lenguajes modernos y bordados que remiten a los típicos decorados en muros y mosaicos de las casas y villas pompeyanas, como por ejemplo el autorretrato de la dupla creativa, marca registrada de su producción. De esta manera, la pieza se transforma en una especie de palimpsesto de tiempos históricos distintos, por un lado, la memoria italiana, la herencia personal de los artistas, la antigüedad clásica, por otro, la memoria de la ruptura que supuso la modernidad con esa herencia cultural ancestral.

 

 

En esta misma sintonía y con recursos técnicos similares, la obra de Ana Seggiaro hace una reflexión acerca de la dicotomía entre civilización y barbarie. Un enorme tríptico compuesto por una tela impresa con un diseño tomado de un antiguo grabado de Alberto Durero «El Arco Triunfal», al que se superponen diseños geométricos y orgánicos bordados en colores vibrantes. Este tipo de ornamentaciones efímeras y llenas de parafernalia, se utilizaban para conmemorar grandes hazañas de la historia, sobre todo, batallas legendarias y conquistas. Con esta obra Seggiaro quiere señalar la tragedia humana que supone este tipo de actos bélicos. La artista con esta obra reflexiona acerca de la doble lectura que tiene todo acto de celebración. Detrás de todo gran triunfo, también hay gran sufrimiento.

 

 

Apelando a la memoria de otro hecho terriblemente trágico de la historia de la humanidad, Mirta Kupferminc, construye sus imágenes a través de la apropiación y relectura de fotografías tomadas de los archivos de los Museos Yad Vashem (Jerusalén) y del Memorial Holocaust Museum (Washington). La serie aquí presentada hace un contrapunto entre las fotografías realizadas clandestinamente por un prisionero del gueto de Łódź, Mendel Grossman, y Walter Genewein, un jefe de contabilidad Nazi que sólo deseaba experimentar con su nuevo rollo Agfa a color. Para la artista estos trabajos representan un tributo a la fotografía como acto de resistencia y nos proponen una reflexión acerca de la posibilidad que brinda el medio fotográfico de ver más allá de la lente, y, a través de una dimensión poética, traspasar los límites de un registro meramente documental.

 

 

Por último, la instalación de Myriam Jawerbaum, perteneciente a la serie «Guardián de mi hermano», reflexiona acerca de los mandatos: sociales, familiares, culturales, y qué podemos o no hacer con ellos. El título de la pieza remite al pasaje bíblico del Génesis, en donde Dios le pregunta por su hermano Abel, a Caín, quien responde con otra pregunta: ¿acaso soy yo guardián de mi hermano? En este relato “se hace hincapié en la cuestión ética implícita en el acto de decidir, condicionado por […] la palabra que impone deberes y muchas veces determina conductas[1]”. Con esta obra, Jawebaum nos hace reflexionar sobre cuál es el rol del artista a la hora de abordar temas filosóficos tan profundos, ya que para ella el arte, aunque en su imposibilidad de cambiar el mundo, es una lucha poética.

 

 

Para quienes habitamos en grandes ciudades, y vivimos el día a día con gran velocidad, a veces a un ritmo vertiginoso, «Descanso de Caminantes» brinda una experiencia de reposo, propone un andar más pausado, crea un espacio de quietud y suspensión, propicio para la reflexión y el disfrute.

 

Descanso de caminantes
Curaduría: Sergio Bazán
Del 21.09 al 21.10.2019
Sala Imán | Fundación Cazadores
Villarroel 1440, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
De miércoles a sábados de 14 a 19 hs

 

[1] Lic. María Carolina Baulo, texto de sala.