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Educación Sexual Integral: ¿Qué hay detrás de sus resistencias? Y la Literatura como medio para su abordaje

Por Maria Nieves Gorosito

Educación Sexual Integral: ¿Qué hay detrás de sus resistencias? Y la Literatura como medio para su abordaje

“La curiosidad del niño nunca alcanzará un alto grado si en cada estadio del aprendizaje halla la satisfacción correspondiente. El esclarecimiento sobre las relaciones específicamente humanas de la vida sexual y la indicación de su significado social debería darse al finalizar la escuela elemental (…) no después de los 10 años”, dijo Freud en su carta la Doctor Fürst.

 

Ya desde el año 1900 Freud se anticipaba a la necesidad de un Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (Ley 25.673). Esta ley, que resultó tan controversial, plantea el derecho que tienen todos los educandos a recibir una educación sexual integral. Es decir, una educación que articule aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada.

Creemos que la literatura facilita el diálogo entre el adulto que enseña y el niño. Genera una lectura activa, que le permite al adulto ajustarse a la curiosidad y modo de pensar del niño. Esta nueva literatura infantil busca revolucionar los estereotipos cerrados de las narrativas anteriores, que deja por fuera a muchísimos niños y sus realidades.

Hablamos de obras literarias y no de manuelas de sexualidad. Con historias que tengan relación con las inquietudes propias de la sexualidad infantil, puesto que los niños en esta etapa tienen dudas concretas y necesitan respuestas concretas.

Desde que nace el niño atraviesa etapas de desarrollo psicosexual y habitan en él emociones provenientes de su mundo interno y de su experiencia con el ambiente que habita. El amor, la ternura, los celos, el miedo, la frustración, el odio, la agresividad y la pulsión sexual son parte de nuestros niños.

Freud considera que al negarle conocimiento al niño o sofocándolo, escatimamos información para la que ellos están psíquicamente capaces de operar. Su cuerpo manifiesta intereses sexuales y lo impulsan a la búsqueda del conocimiento. Sin embargo, la mayoría de las veces este niño se encuentra con un adulto que niega en él (el niño) intereses sexuales. Desconoce, no quiere o no puede reconocer que el niño ya en sus primeros años de vida experimenta impulsos sexuales, ansiedad y grandes desilusiones. Un adulto que, debido a sus propios tabúes, teme abordar a sus niños con alguna explicación y se mantienen en la creencia del “paraíso de la infancia”, la asexualidad del niño.

 

 

Producto de los propios tabúes, prejuicios y el desconocimiento que atraviesan aún a algunos adultos, la Educación Sexual Integral se enfrenta a grandes controversias. Un grupo de personas que manifiestan no estar de acuerda con la implementación de esta ley, iniciaron una campaña con el nombre “Con mis hijos no te metas”. Suponen que una educación con enfoque de género, que brinda información y libertad a los alumnos sobre su identidad y su sexualidad, atenta contra la institución de la familia. Remarcan que los hijos son de los padres y no del Estado. Manifiestan estar de acuerdo con la educación sexual pero no con la ideología de género.

Graciela Morgade, Doctora en Educación, en una entrevista acerca de este tema, explica que los chicos gay y las chicas lesbianas o travestis tienen muchas dificultades para permanecer en la escuela, aun cuando la confrontación no es abierta. Puesto que, en nuestra sociedad aún existe mucha doble moral y formas muy sutiles de manifestar la homofobia y la discriminación de género. Por ejemplo, el humor que condena a la homosexualidad o el tratamiento de la misma como una patología son maneras comúnmente conocidas de hacerlo.

De este modo, reconocemos una gran dificultad social de aceptar la sexualidad como constitutiva del hombre y que comienza a operar desde la niñez, obviamente no de la misma manera que en el adulto. Este desconocimiento y tabú, que le provoca la propia sexualidad al adulto es lo que le impide posicionarse frente al niño para esclarecer y acompañar sus inquietudes. Le sumamos a esto, los miedos que despiertan lo desconocido y la alteridad, a veces a un punto tal, que se prefiere negarlo o patologizarlo; pues para no tener que dar explicaciones y retirarlo como una posibilidad.

Pero le verdad es que la homosexualidad no es una patología, ni tampoco algo por lo que una persona deba ser condenada. Al igual que la heterosexualidad es una construcción de género y no un gusto en el que alguien pueda influir a otro. Se construye desde pequeño en el marco familiar y por condiciones específicas de ese sujeto. Que una persona sea heterosexual u homosexual jamás puede ser producto de una enseñanza sexual integral; sino más bien esta permitirá, que una u otra condición desarrollada pueda encontrar un desenvolvimiento sexual adecuado. Un disfrute del propio cuerpo enmarcado en una ética (salud, obligaciones y derechos) de cuidado mutuo entre los partners sexuales. Una educación de esta índole beneficia en la construcción de una sociedad que incluya y respete a todos sus integrantes; una sociedad más tolerante y sana.

En el esclarecimiento sexual del niño, Freud recomienda tratar el tema como cualquiera de las demás inquietudes del niño: con naturalidad. El niño no debe sentir que se le esconde información, puesto que si no perderá confianza en el adulto y creerá que lo que pregunta es de la rama de lo prohibido. Asegura que, si el niño halla satisfacción en la explicación, la cual debe adaptarse a su entendimiento y concentrarse en el pedido sin ir más allá de la información solicitada, su curiosidad quedará saciada.

La escritora Gabriela Larralde en uno de sus últimos proyectos “Diversidad y género en la escuela”, elabora una guía de textos infantiles y los presenta como herramientas de las que maestros y padres podrían hacer uso, para la tarea del esclarecimiento del niño en estas temáticas.

La escritora, en una de sus notas a un medio de comunicación, recuerda su sensación de sentirse por fuera de la norma cuando tomaba contacto con los cuentos. Estos no reflejaban su historia familiar de padres separados. Larralde se sentía por fuera de lo que se pensaba como normalidad. Probablemente haya sido esta experiencia uno de los motores que la impulsó a sus trabajos actuales sobre literatura infantil. Nutrió a la misma de un reconocimiento a la diversidad de realidades, poniendo un nombre y brindándole un espacio a aquello que antes no se nombraba; permitiendo la visibilidad de la otredad.

Somos sujetos de deseo ya desde pequeños, nuestra sexualidad se entrama en toda nuestra vida. No somos animales que se rigen por el instinto y cuya sexualidad se establece en una relación directa con la reproducción. El hombre no mantiene relaciones sexuales con el único fin de su reproducción, al hombre no lo habita el instinto sino la pulsión; cuyos destinos son diversos y depende de los trayectos de cada sujeto en su desarrollo psicosexual. Esta construcción se da en el marco de la primera infancia y en la particularidad de cada sujeto. Es decir, lo que ese sujeto trae consigo y como lo pone en juego con sus primeros amores objetales, que son sus padres.

Lo que queremos es llegar a desmitificar esta idea de que el ESI pueda imponer una ideología de género, sino por el contrario puede brindar información para que cada sujeto pueda disfrutar en el marco del amor, salud y la ética su sexualidad.  Acercarnos al conocimiento y a los modos que tiene la literatura, podría permitirnos bajar las defensas de esa resistencia que no nos permite conectar con el otro; que si bien es diferente no deja de ser semejante. Esta nueva literatura puede ser una llave para que en la escuela se trabajen las cuestiones de género, diversidad y sexualidad. Es importante poner en cuestionamiento los propios miedos y tabúes para tomar consciencia, conocer y dar a conocer acerca de otras personas que han llegado a una sexualidad diferente, con los mismos derechos y obligaciones en el ejercicio de la pulsión sexual.

 

 

Bibliografía: