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15 noviembre, 2019

El gran homenaje a Julio Le Parc entorno a su cumpleaños número 91

Por Luciana García Belbey

El gran homenaje a Julio Le Parc entorno a su cumpleaños número 91

Una serie de exhibiciones y actividades desarrolladas en la ciudad de Buenos Aires, en los últimos meses, rinden homenaje a Julio Le Parc, pionero a nivel mundial del arte óptico y cinético. Yamil Le Parc, uno de sus hijos, es el Director Artístico de todo este gran despliegue de arte y experiencias multisensoriales.

 

A los 91 años recién cumplidos, Julio Le Parc vive un merecidísimo homenaje al que no le faltó nada. Incluyó tres exhibiciones en diálogo, la del Museo Nacional de Bellas Artes «Transición Buenos Aires – París, 1955-1959», que recopila los primeros trabajos del artista. La imponente instalación «Mobile Rombo Colón» creada especialmente para la Sala del Centro de Experimentación del Teatro Colón. Lugar en el que trabajó como portero entre los 24 y 25 años, apenas llegado de Mendoza, de su Palmira natal. Una experiencia que por entonces, lo reconectó con el arte, luego de haber abandonado sus estudios en la Escuela de Bellas Artes, dada su disconformidad con el anticuado sistema educativo que imperaba en la institución.

 

 

Por último, la enorme retrospectiva del Centro Cultural Kirchner, «Julio Le Parc. Un visionario», curada por Gabriela Urtiaga, que ya se encuentra entre las más visitadas de nuestra historia, y que recoge una gran diversidad de obras realizadas a lo largo de más de 60 años de trayectoria. La exhaustiva muestra incluye más de 160 piezas entre: dibujos, acuarelas, pinturas, esculturas, instalaciones lumínicas, móviles, experiencias interactivas, y, como en el teatro colón, una experiencia de realidad virtual, diseñada por Juan Le Parc, otro de los hijos del artista, que permite entrar y recorrer virtualmente algunas de sus obras.

Se suman a este repertorio de exposiciones, una proyección de «mapping» que coloreó y dio vida al obelisco, a través de la animación de 40 de sus obras, y que pudo verse en el marco de La Noche de los Museos. Seguidamente, brindó una charla pública con el curador Rodrigo Alonso, en el salón de honor del Centro Cultural Kirchner. Entre los agasajos y distinciones brindados al gran artista, se destaca el nombramiento como Caballero de la Legión de Honor, el más alto rango al mérito otorgado por el gobierno Francés, y que tuvo lugar en la embajada de Francia en Argentina, el pasado 5 de noviembre. París estuvo siempre en el imaginario del artista, desde su infancia sabía por su abuela que su abuelo habido emigrado desde aquella ciudad. Le Parc está radicado allí desde 1958, en aquel momento gracias a la obtención de una beca de estudios, y, aunque no lo tenía planeado desde un comienzo, se fue quedando, formó una familia, y se dedicó de lleno al arte.

 

 

Volver a ser niños

Entre todas las exhibiciones y actividades que le rinden homenaje, sin dudas la más completa y abarcativa es la exposición que se presenta en el CCK. La mega muestra se despliega en más de 3.000 metros cuadrados, por las salas del sexto piso, la Gran Lámpara, la Terraza de la Sala Sinfónica; el hall de ingreso, con el imponente móvil «Esfera azul», obra que el propio artista donó a la institución en 2016; y la sala del subsuelo donde puede verse la impactante pintura instalativa «La Tortura» (1972), realizada con el «Grupo Denuncia», formado junto a Gontran Guanaes Netto, Alejandro Marcos y José Gamarra. Con un montaje casi teatral, esta enorme pieza compuesta por 6 lienzos de grandes dimensiones, situados a modo de panorama en un entorno que acompaña la oscuridad de las terribles escenas allí plasmadas, registros de actos represivos durante la dictadura de Brasil de 1969, y que son una clara muestra del gran compromiso y activismo político que siempre ha mantenido el artista. Por aquel entonces entre otras acciones, fue protagonista de las revueltas de mayo del ’68, lo que lo llevó a ser expulsado de Francia, luego de su participación en el «Atelier Populaire».

Las salas del sexto piso, organizadas entorno a diferentes núcleos temáticos –Modulaciones, Relieves y Torsiones, Desplazamientos, Contorsiones y Móviles, y Alquimias–, permiten conocer tanto los primeros desarrollos entorno a la abstracción y que se posicionaban en clara oposición a las corrientes imperantes en el campo artístico del momento como el informalismo, el tachismo, el expresionismo abstracto y el «action painting»; como sus últimas instalaciones interactivas creadas especialmente para la muestra. En estas primeras secciones se pueden ver sus primeras pinturas, acuarelas y dibujos en blanco y negro, propias de la corriente «Op Art», y sus coloridas composiciones con efectos visuales deslumbrantes, en donde comienza a desplegarse su magnífica colorimetría de 14 colores, su marca registrada hasta hoy, y que lo conducirá a sus posteriores trabajos con luz. Sin dudas sorprende el apartado de la primera sala «Dibujos al teléfono y +», donde se presentan infinidad de pequeños bocetos, y dibujos proyectuales, muchos reconocibles en sus piezas terminadas, junto a otras «rarezas» inéditas, algunas con tono satírico y humorístico, así como algunos retratos. Este conjunto de obras en papel permiten espiar la cocina de la creación, ese momento mágico en donde todo sucede o comienza a suceder.

El hilo conductor y el foco principal de toda la muestra, claramente, está puesto en ofrecer una experiencia activa e interactiva al espectador. Fiel reflejo de lo que Julio Le Parc persiguió durante toda su carrera y que distingue toda su producción. Esta clara búsqueda de interacción real con el público comenzó en torno a los ‘60 cuando fundó en París el «Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV, Grupo de Investigación de Arte Visual)», grupo que se mantuvo activo por diez años. Y cuyo principal objetivo era sacar el arte de los estudios de los artistas, y comenzar a trabajar directamente en la calle, y en el encuentro genuino con el espectador casual. La idea de esta agrupación era ofrecer una experiencia vivificante, que ayudara a reconectar con los sentidos, y por qué no, disfrutar, y no generar incomodidad o hasta situaciones de agresividad, como lo hacían quizás algunos de los happenings del momento.

 

 

En este sentido las salas de la Gran Lámpara no sólo nos hacen experimentar e interactuar con las obras, sino que nos trasportan a otra dimensión. Allí tenemos la sensación de ingresar a un universo paralelo donde nos olvidamos de todo lo demás y nos entregamos al asombro y al disfrute. Recorremos entre una densa oscuridad luces danzantes que nos embelesan, atravesamos laberintos de espejos, y conectamos con una profunda sensación de alegría. Esa conexión sensible y sensorial que nos remite a la infancia, donde todo nos maravilla, y es puro descubrimiento. El sumun de esta premisa de interacción se manifiesta claramente en el espacio alojado en la Terraza de la Sala Sinfónica, con un gran conjunto de obras lúdicas y que estimulan la participación. Este espacio luce y tiene clima de kermés, y de nuevo nos devuelve a esa plenitud de goce. Y quienes ya no lo somos, volvemos a ser niños.

En palabras de la curadora, Gabriela Urtiaga, «Esta retrospectiva invita a descubrir el antes y después de su partida a París en 1958 y rastrea las obsesiones artísticas que marcaron su rumbo creativo: la necesidad de experimentación y apertura de las ideas, la ferviente insistencia en reconciliar el arte y la vida, y la impronta de un creador siempre riguroso. Desde su trabajo fundacional en el Groupe de recherche d’art visuel (GRAV, Grupo de Investigación de Arte Visual) en los primeros años sesenta, la carrera de Le Parc está signada por el estudio minucioso y profundo del objeto artístico, la multiplicidad infinita de resultados a partir de una mínima utilización de recursos, la reflexión sobre el color, la luz y el movimiento; todos ellos, temas que confluyen en su máxima preocupación: la percepción como un estado de convergencia entre lo sensorial y lo intelectual». Julio Le Parc siempre manifiesta, entre otras cosas, que fundamentalmente con sus obras buscar hacernos vivir un momento de felicidad, y, sin dudas, lo logra.

 

 

Julio Le Parc. Un visionario
Curaduría: Gabriela Urtiaga
Dirección artística: Yamil Le Parc
Del 20.07 al 18.11.2019
Sarmiento 151, Ciudad Autónoma de Buenos Aires
De miércoles a domingos y feriados de 13 a 20 hs.

 

Fotografías: Tony Valdez y Laura Szenkierman – Cortesía Prensa CCK