Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Menu +

Arriba

Top

22 abril, 2021

Ilusión y creación: mucho más que una bella utopía

Por Maria Nieves Gorosito

Ilusión y creación: mucho más que una bella utopía

En una entrevista para Clarín, el Dr. J. D. Nasio comenta que, a partir de su experiencia con sus pacientes, la emergencia sanitaria fue un golpe a la capacidad de ilusionarnos. El covid-19 ha venido a arrebatarnos, además de la salud, las ilusiones.

 

Para el psicoanálisis la ilusión es mucho más que una utopía. Pensemos en la teoría lacaniana sobre el estadio del espejo: el niño comienza a estructurar su yo desde una ilusión, una imagen con función Gestalt totalizante que oculta su falta. Durante los primeros meses de vida, la ilusión es todo para el niño. Sus primeras experiencias viran de una imagen sagrada a su contracara demoníaca, cuando la ilusión falla. Así es como el niño pasa de la felicidad plena a un virulento llanto.

Con la maduración se espera que esta imagen Gestalt sea cuestionada, que el yo pueda admitir su falta sin caer en la pérdida de la ilusión, ya que la cohabitación de la falta y la ilusión constituye un lugar de paz para el sujeto, donde le resultará más certero despuntar su deseo. Lejos de la ilusión absoluta y de la amenaza constante de su vulnerabilidad y fatalidad, elaborará un espacio nuevo que le permitirá desprenderse del deseo del Otro que lo implantó en la simbólico. Como menciona Jacques J. Lacan: “de nuestra posición de sujeto siempre somos responsables”. Esta responsabilidad no implica culpabilidad, sino ocuparse de aquello que no nos hace bien. Desde nuestros comienzos como sujetos la ilusión es un hacerse cargo y ponerse en acción para reconstruirse.

Donald Winnicott, pediatra y psicoanalista, aborda el concepto de ilusión dentro del área de la experiencia, inmersa en una dialéctica con la desilusión dentro del proceso de simbolización en la infancia, en la que la presencia y la ausencia juegan un rol preponderante.

Para este autor, el objeto transicional, que en la vida cotidiana muchos padres suelen llamar “mantita” o “peluche preferido”, es un testimonio de ese momento de simbolización. El niño transforma un objeto natural (la madre) en un objeto simbólico (su peluche o su mantita). En ese momento, trabaja al igual que en el estadio del espejo la ilusión: el niño crea un espacio transicional que le permite lidiar con la ausencia de su madre. Crea una unión, pero que ya no es fusión sino relación, y, por ende, se alude a la discriminación. Para que el niño desarrolle la ilusión es imprescindible que la madre le haga espacio a la creencia, que la aloje dándole confianza.

Es un obstáculo pensar que existe una contraposición entre realidad e ilusión, ya que así se sitúa a esta como un espejismo imaginario. Vale recordar que la palabra “ilusión” proviene del vocablo “jugar”, aunque este significado está lejos de la relación actual que se establece con el engaño. Ahora bien, el psicoanálisis rescata el sentido original de lo lúdico y la experiencia en la que el sujeto se hace hábil para armarse de ilusiones, el único modo de hacer proyectos. Lo que importa no es tanto el contenido en sí, sino la actitud de anticipación que habilita a una búsqueda abierta, que le permite al sujeto emanciparse del amedrentamiento que genera la incertidumbre o el peso de un hecho puntual que lo amenaza.

Luis Hornstein escribió en sus redes: “Hay un porvenir en la ilusión, porque la ilusión no es expresión de deseos, sino registro fundante[i]. Vivir exige vislumbrar el futuro de la realidad. Desde aquí (hace referencia a las consecuencias que dejará la pandemia), con lo que nos queda, investiremos proyectos individuales y colectivos”

Para sentirnos vivos, para vivir es necesario investir un futuro. Para ello, hay que pensar y crear lo que nuca estuvo, y la ilusión, es esa fuerza.

Winnicott dice: “Lo que hace que un individuo sienta que la vida vale la pena es la apercepción creadora. Mientras que el acatamiento genera un sentimiento de inutilidad”. Una compañera fundamental de ilusión es la creatividad, pero muchos viven la mayor parte de su tiempo atrapados en la creatividad de algún otro. En su libro Pedagogía del oprimido, Paulo Freire señala que esta idea modela la enseñanza, pero que hace falta dejarla atrás, porque vivir de una forma creadora es un estado saludable y el acatamiento es una base enfermiza bancaria para la vida.

 

Donald Woods Winnicott

 

Cuando nos referimos a la creatividad, hay que considerar que es algo universal. No estamos hablando de algo que sólo tienen los artistas, sino que es una cualidad propia de la condición de estar vivo.

Freire considera que la educación deber ser un quehacer permanente y no una acción bancaria, en la que el sujeto recibe información de características incuestionables y permanentes. La educación debe reforzar el cambio, y para ello se necesita de la ilusión y creatividad.

 

Paulo Freire

 

Vivir de lo contado sin la experiencia no es vivir, sino pasarse de largo la vida. Hay que hacerse cargo de que la vida implica ilusión, creatividad y acción. Ilusionarse es salud.

J.D.Nasio, en la nota acerca de su nuevo libro, Depresión covid-19,explica que este trastorno expresa una gran desesperanza sobre qué vendrá más adelante, en el porvenir. La grandiosa naturaleza se ha alzado contra la humanidad y nos ha puesto ante los ojos nuestra vulnerabilidad. Pero la adaptación es un fuerte de nuestra especie, y en esta cumplen un rol importante la ilusión y creatividad. Como dice este reconocido psiquiatra, “en este momento nos encontramos en plena lucha de adaptación y el dolor de tener que hacer el esfuerzo para adaptarnos”. Pero lo haremos.

La ilusión es nuestra apuesta, tejiendo los hilos de la realidad y la ilusión de manera armoniosa. Con la habilidad que da la ilusión y la creatividad uno puede adueñarse aún más de su realidad. Octave Mannoni, psiquiatra francés, con su aforisma “ya lo sé, pero aun así”, refleja la estructura del juego en la infancia, que el adulto tiende a perder. El juego es el ámbito de la desmentida y de las creencias: el niño sabe que está jugando, pero cree firmemente en lo que está realizando.

Todos estamos parados frente al mismo virus que nos acecha, y si bien hay mucha diferencias sociales, económicas y culturales, que deja a muchos más expuestos y vulnerables que a otros, no conocemos a alguien más vulnerable en la vida que aquel que no haya aprendido a ilusionarse y crear. Puede tener todo en sus manos y aun así sentir que no tiene nada, sentirse infeliz, porque es alguien que no sabe hacer y se ha convertido en lo que P. Fraire denomina “víctima de la educación bancaria”.

 

[i] El subrayado es nuestro.

 

 

Bibliografía: