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15 enero, 2020

«Me gusta habitar lugares que no se suelen utilizar para producir arte»

Por Mariana Gioiosa

«Me gusta habitar lugares que no se suelen utilizar para producir arte»

Reseña sobre Bifocal de Iván Navarro.

«…Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!…». Así concluyó Salvador Allende el último discurso que pronunció cuando las Fuerzas Armadas atacaron el Palacio de la Moneda durante el golpe de estado y luego falleció.

 

Para la historia chilena reciente esas palabras representan la lucha por los derechos y la libertad de su pueblo. De ahí que, el artista nacido en Santiago, Iván Navarro tomó las hojas de alameda como su símbolo. Imprimió varias de ellas en papel Kraft y las recortó una por una, como si se tratara de un panfleto de protesta representado de forma poética. «Me preocupé porque estas hojas impresas parezcan reales y por eso están hechas de ese papel. Tiene mucho que ver con el trabajo que yo hago, que se trata de generar una ilusión». Detrás de esos espejismos se oculta un significado más profundo.

Bifocal es una exhibición que se presenta en dos lugares. Una suerte de retrospectiva que se despliega en dos pisos del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires y otra más pequeña con pocas piezas que simula un parque, montada en el subsuelo de la Galería Revolver.

 

obra sin título, gentileza MACBA

 

En ambos sitios, estas hojas se encuentran extendidas por las salas. Están acompañadas por instalaciones y objetos con luces fluorescentes, neones y espejos, que el artista llama «esculturas lumínicas» y fueron los que le dieron gran reconocimiento internacional. Participó en la Bienal de Venecia 2009, como primer representante nacional del pabellón chileno y sus trabajos hoy forman parte de importantes colecciones públicas y privadas como ​Solomon Guggenheim Museum, Nueva York; Saatchi Gallery, Londres; Fondation LVMH, Paris; Nelson-Atkins Museum of Art, Kansas; los Museos de Bellas Artes de Boston, Virginia y Rio de Janeiro, entre otros.

Su obra estéticamente agradable, se expresa dentro de un lenguaje donde lo político y lo social se ponen de manifiesto. Seguramente se relacione con el entorno donde creció: durante la dictadura de Pinochet cuando la electricidad y la luz eran utilizadas como herramienta de control, tortura y vigilancia. Se interesa por el desplazamiento de la función original de los objetos para encontrar un sentido distinto. «Habitar lugares que no se suelen utilizar para hacer arte, cómo por ejemplo convertir el poste de luz de la calle en una escultura y utilizar esa electricidad como fuente de poder». En ese sentido, se pueden observar en la muestra que se presenta en la Galería Revolver, un banco de plaza donde reemplazó las tablas de madera por tubos fluorescentes. Los cables de electricidad que salen de los extremos hacen referencia a «la silla eléctrica».

 

«Slam», gentileza MACBA

 

Por otro lado, en la primera sala que ocupa su exposición en el MACBA, se destacan pozos profundos con letras en tubos de neón. Estas especies de «barriles sin fondo» tienen un juego de espejos en el interior que parece reproducir esas palabras hasta el infinito. «A medida que las palabras se repiten, van perdiendo el significado», comenta el artista. Además esos hoyos pueden utilizarse para una situación de escape.

Junto a una de las paredes del segundo recinto, se encuentra un bombo iluminado con luces de Neón donde se lee «Slam». Esta obra forma parte de una serie de esculturas que aluden a onomatopeyas. «Este grupo de trabajos está relacionado con historias que me llamaron particularmente la atención: la tortura con sonido ¿cómo silenciar a las personas?, ¿cómo silenciar a un instrumento que tiene todas las condiciones para hacer ese sonido? Te lo está diciendo. Sucede en la mente».

Uno de los Selfie Point de la muestra en el museo es la torre de vigilancia, un vistoso cubo con tubos fluorescentes a su alrededor y ventanas con vidrios espejados. Se trata de una garita que «encierra» hacia afuera y que nos recuerda el concepto panóptico al filósofo Jeremy Bentham como un mecanismo aplicable al control del comportamiento de los presos en las cárceles, popularizado por Michel Foucault.

Además, sorprenden las proyecciones de tres videos sobre la pared, como si se tratara de un tríptico. Este trabajo es distinto al resto de la producción artística expuesta en Bifocal, pero está relacionada con la temática que investiga el artista. En las imágenes observamos cómo se genera electricidad de una forma distinta. Esto provoca que las esculturas sean objetos independientes o dependientes de la fuente de poder y nos lleva a cuestionarnos: ¿Cómo trabaja la fuente de poder? ¿Cómo el objeto está conectado a ella?.

Estas preguntan nos conducen a reflexionar y luego accionar para que sea posible abrir las nuevas alamedas por donde pase el hombre libre.

 

«Totem», gentileza MACBA

 

La exhibición se realiza en asociación con las galerías Templon Galerie (París), Galería Isabel Aninat (Santiago de Chile), Luciana Brito Galería (San Pablo), y Revolver (Perú). Se podrá visitar en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires – Av. San Juan 328.
De lunes a viernes de 11:00–19:00. Sábados y domingos de 11:00–19:30 hasta el 1 de Marzo y en la Galería Revolver, Buenos Aires, José León Pagano 2750, CABA hasta fin de enero.

Fotografía Portada: «Galería Revolver, gentileza @fotografiadeobra»