Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Menu +

Arriba

Top

13 enero, 2020

Como una bocanada de aire fresco

Por Luciana García Belbey

Como una bocanada de aire fresco

La retrospectiva de Ernesto Neto en el MALBA

La primera retrospectiva dedicada al artista brasileño Ernesto Neto, puede visitarse en MALBA hasta mediados de febrero. Una experiencia que invita a re-conectarse con los sentidos y la espiritualidad.

 

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires presenta «Soplo», la primera retrospectiva dedicada a Ernesto Neto, en nuestro país. La muestra curada por Valeria Piccoli y Jochen Volz, —Curadora Jefe y Director de la Pinacoteca de São Paulo, respectivamente—, reúne sesenta piezas del reconocido artista brasileño, producidas desde finales de los años ochenta hasta la actualidad. El título de la exhibición fue elegido por la curadora, por un lado, para ilustrar un momento de creación que se dio frente a sus ojos, cuando trabajaba con el artista sobre los toques finales al diseño de montaje. Sobre la planta de las salas que ocuparía su muestra en San Pablo, Neto comenzó a trazar unas líneas que unían todos los espacios, y los conectaban entre sí, rápidamente se identificaba la silueta de una figura alada. Mientras, el artista acompañaba sus trazos con un soplido, como queriendo imitar el sonido del vuelo del ave e insuflarle vida. Por otro lado, el nombre de la muestra fue elegido para graficar una acción básica, el soplo o aliento, como elemento vital. Una práctica que realizan los chamanes de los pueblos originarios en diversos rituales, sobre todo aquellos ligados a ritos de sanación. Para las culturas chamánicas, arte y medicina son disciplinas hermanas, de hecho, ni siquiera existe tal división, la producción «artística» es una parte más de la praxis vital. Una idea sobre la que Neto trabaja desde hace algunos años.

 

 

Las creaciones seleccionadas para la exposición comprenden un conjunto de obras en papel, fotografías, y sus primeras esculturas con tejidos transparentes, hasta sus grandes instalaciones inmersivas. Estas piezas participativas de gran escala, a su vez, pueden ser reunidas en tres grandes grupos. En primer lugar, se encuentran obras que involucran todos los sentidos del espectador, lo interpelan a trascender lo puramente visual y desafían su cuerpo, invitándolo a tener una experiencia vivificante e inmersiva. Este es el caso de «Flying Gloup Nave», una de sus primeras esculturas penetrables, realizada con telas de nylon, que se exhibe en la primera sala. Todo en esta arquitectura de formas orgánicas —que parece un gran ser vivo— encarna los elementos clave de la producción de Neto: gravedad, peso, liviandad, equilibrio, tensión, solidez, delicadeza. Otra obra de este grupo es «Navegando entre nosotros», ubicada en el otro extremo de las salas, y que cierra la exhibición. Una especie de gran hamaca grupal, tejida al crochet con cuerdas sintéticas, en la que cada movimiento que hacemos provoca el vaivén que sienten todos los que allí se encuentran. Esta pieza, por sus materiales y morfología, recuerda a «O bicho suspenso na paisagen», la enorme escultura colgante y recorrible que se exhibió en el 2011 en el Faena Art Center. En aquella oportunidad, también el diseño del «Bicho» se asemejaba a la figura de un gran pájaro que se desplegaba por toda la gran sala que lo alojaba.

 

 

Luego están aquellas obras que necesitan ser activadas por el espectador, y que apelan a la idea de cuerpo colectivo y en convivencia. Todo ello, sin dejar de lado la marca distintiva de este prolífico creador, el componente lúdico que tiene gran parte de su producción. En esta segunda categoría se puede incluir «Circleprototemple», un gran volumen creado a partir de un tejido translúcido de color rojo, en cuyo centro se encuentra un tambor, alrededor del cual se puede congregar un grupo de personas. El sonido refuerza la idea de corazón que brinda esta estructura orgánica habitable. La disposición del espacio y el ambiente que se crea al accionar el instrumento, nos remite, una vez más, a la idea de rito, y de comunidad. Para el artista en nuestro corazón están todas las respuestas existenciales y filosóficas, que solemos buscar por fuera. Hay que saber escucharlo: «la mente, miente; el corazón, no», sentencia.

 

 

El tercer conjunto se caracteriza por piezas que integran de manera directa una dimensión ritual, práctica que Neto ha estado investigando, y que ha incorporando a sus creaciones en años recientes. Desde el 2013, el artista ha convivido con los pueblos de la selva, principalmente con la comunidad Huni Kuin. Una población originaria con más de 7.500 personas, que habita una parte del estado de Acre y forma parte de la población indígena más numerosa del estado. «La convivencia con ellos me ha proporcionado un profundo entendimiento de la espiritualidad, de esta fuerza de continuidad del ‘cuerpo-yo’ y del ‘cuerpomedioambiente’, y también una base estructural ‘espíritu-filosófica’, además de la comprensión de la cual hay mucho que descubrir como humanidad: ¿quiénes somos? ¿dónde estamos? ¿hacia dónde vamos?» afirma el artista.

 

 

 

Destacan dentro de este tercer grupo, por un lado, «O Sagrado é Amor», una instalación participativa en la que predomina un profundo color rojo-sangre, y que se relaciona con el chakra raíz, responsable de mantener el equilibrio de nuestra energía física. En el centro de este ambiente se erige una especie de árbol-escultura tejida al crochet, de la que cuelgan unas estructuras a modo de frutos, y otras ramas que pueden colocarse en la cabeza de los participantes. Estas coronas tejidas fusionan a las personas con la escultura, formando un todo armónico. Cada elemento contiene clavos de olor, hojas de laurel y cristales, a los que se les atribuyen propiedades terapéuticas. Con esta obra, Neto nos invita a restaurar nuestra energía, y conectarnos con la espiritualidad, a través de nuestro cuerpo y nuestros sentidos. «Sueño, soplo, nido», la obra que nos recibe, y cuelga en la explanada del museo, es otro buen ejemplo de esto. El artista tejió la pieza durante los últimos días del montaje y quiso que incluyera elementos naturales de la ciudad. En el centro de esta red, que remite a una tela de araña, colocó alfalfa y hojas de árboles tipa y jacarandá, que abundan en las cercanías del Malba. Antes de finalizarla y cerrarla practicó un ritual, junto a su equipo de colaboradores.

Las sociedades contemporáneas experimentamos un gran alejamiento de la naturaleza, y provocamos un gran deterioro en ella. «Somos parte de la naturaleza» acostumbra decir el artista carioca con su carisma e histrionismo característicos. Ernesto Neto, cual chamán, nos propone re-conectarnos con nuestros sentidos, lograr una unión armónica entre nuestra mente y nuestro cuerpo, y el medio ambiente en el que vivimos. Con su obra nos invita a despojarnos de todo lo que conocemos, olvidarnos de nuestros preconceptos sobre el arte, vaciarnos física y mentalmente, para llenarnos de una energía vital renovada. Trascender el cuerpo para tener una experiencia espiritual.

 

 

Ernesto Neto | Soplo
Curaduría: Valeria Piccoli y Jochen Volz
Realización: Pinacoteca de São Paulo
Del 29.11.19 al 16.02.2020

Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires
Jueves a lunes: 12:00 a 20:00
Miércoles: 12:00 a 21:00