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30 marzo, 2020

Realidad aumentada en el arte contemporáneo

Por Amalia Villagrán -corresponsal Londres-

Realidad aumentada en el arte contemporáneo

Entrevista a Josie Watson.

Josie Watson es reconocida en el mundo del arte por ser especialista en arte interactivo. Esta artista que, despliega su obra por diferentes lugares del mundo, nos sumerge a experiencias interactivas a través de la realidad virtual y, nos impele a pensar en la exótica fusión de arte y tecnología.

 

¿Por qué se te ocurrió trabajar con realidad aumentada en dialogo con tus obras?

La serie de pinturas que título «Ciudad Automática» surgió en el año 2009 después de viajar a Sidney para conocer a mi familia paterna. La grandiosidad de esa ciudad, comparada con la shockeante vuelta a Ezeiza me hizo preguntarme ¿Por qué mi padre había decidido dejar Australia a los 17 años y elegir Buenos Aires? Hacia el año 2015 las pinturas, fruto de esa pregunta, estaban bien posicionadas en el mercado nacional y había conseguido un espacio importante para exponer, pero no me generaba ninguna satisfacción. Necesitaba expresar mi relación con esa Ciudad Automática de otra manera y a través de ese espacio físico. Entonces invité a mis amigos que son todos creativos de diferentes disciplinas y que conocen la serie de pinturas desde el inicio, a crear algo en conjunto en rededor de la misma pregunta originaria. Entre una performance, mobiliario urbano intervenido y proyecciones digitales, creamos también arte con realidad aumentada. No me imaginaba encontrar en la realidad aumentada un medio para madurar una técnica artística y fue un gran descubrimiento sugerido por alguien del equipo. Luego de la exposición comprendí que ese era mi camino a seguir y sigue siendo para mí un gran descubrimiento y una disciplina en la que aprendo a transmitirme.

 

 

¿Como se titula la muestra?

Participé en el primer concurso global de Tilt Brush en Londres. Tilt Brush es el primer y único pincel 3D de la marca Google. En el marco de un concurso al que se presentaron excelentes artistas de realidad virtual, presenté su disciplina hermana: la realidad aumentada. La serie que expuse se titula «Ciudad Automática» cuyas pinturas originales fueron inspiradas en la ciudad de Buenos Aires. Hoy comienzo a crear nuevas ciudades del mundo.

 

¿Puedes elegir una obra de esta muestra que te represente? ¿cuéntanos porque la elegiste y cuál es el proceso de producción?

Elijo «Alta en el cielo» es sin duda la obra que identifica a la serie de pinturas, pero su origen es muy personal para mí. Un coleccionista de arte se acercó a mi atelier en Buenos Aires y me preguntó con mucha delicadeza si podría pedirme una obra a pedido. Percibí su persona y supe que era posible. Le pedí a cambio una historia. Su historia, personal, lo llevó al obelisco durante muchos años de su vida, de la mano de alguien a quien extrañaba. Partí de su historia para representar el epicentro de Buenos Aires y años más tarde darle vida mediante realidad aumentada. La música me llegó cuando Gabriel Biuso nos compartió a algunos pocos su disco personal antes de lanzarlo. Cuando escuché el tema recordé la pintura que había hecho 5 años antes y supe que iban juntas. Nunca apuro la producción de arte de realidad aumentada, espero a que se hermanen música, animación y pintura a su debido tiempo. Gabriel, cuya música admiro desde el primer día que lo escuché tocar la guitarra a capella en una exposición de arte, accedió felizmente a que tome su música como el disparador para animar el obelisco de Buenos Aires y así lo hice. Me dirige el amor al arte.

 

 

¿Quiénes son tus referentes en tu producción artística?

Extrañamente para ser pintora, me dirigen artistas de realidad virtual porque encuentro que esta técnica explora más profunda y transparentemente la realidad alternativa a la que te invita un artista con su obra. Dentro de los pintores argentinos hay uno en especial que me puede conectar de manera sublime: Battle Planas. Se trata de un pintor desconocido para muchos y espiritualmente muy querido por los entendidos que conocen su obra.

 

¿Desde cuando supiste que deseabas ser artista?

Desde los 10 años, cuando tuve mi segundo accidente. Caímos de un caballo de carrera con mi padre sobre una roca. Al caer sobre él le rompí 7 costillas, un brazo, un femur, un pulmon y la clavícula. Yo, ilesa, solo me golpié la cabeza. Aún en shock me fui a caminar por el monte como si nada hubiera pasado. Recuerdo que desde ahí comencé a tener sueños muy extraños y fuertes por las noches. Aprendí a leerlos rápidamente y le pedí a mis padres tomar clases de pintura. Fue muy difícil conseguir a alguien que me tome a los 10 años, pero me tomó en su atelier Cocó Machado, quien definitivamente me dio la oportunidad de cambiar mi vida y elegir el arte.

 

¿Como te resulta caminar por el mundo del arte?

Es un mundo mágico que se alterna con una realidad decorativa, utilitaria o efectista. Y además el mundo material, ni hablar. El mundo del arte puede referirse al mundo de la comercialización del arte, o al mundo de lo espiritual en el arte. Caminar por ambos es sumamente interesante, exigente y muy demandante. Lo que más le sugiero a cualquier persona que le intrigue este mundo es: lo que hagas, hacelo hasta el 101% porque entonces vas a aprender lo que ni 10 años de universidad o 20 años de terapia podrían darte. El arte es siempre sanación.

 

 

¿Como fue tu experiencia en el ámbito del arte en tu estadía en Bs. As.?

La crisis de la Argentina es muy triste. Tenemos en manos una de las sociedades más hermosas del mundo, pero que sufre una crisis intrínseca muy abrumadora. No hablo de la crisis económica, sino del desajuste de valores éticos que a su vez nos hacen tan buenos amigos siendo enemigos. Los argentinos tenemos varias contradicciones por dentro y por fuera que a su vez generan un ambiente de maduración humana muy interesante. Ello, llevado al mundo del arte genera un espacio social donde la creatividad sucede todos los días en una tabla de madera en la cocina, en una conversación con la vecina del otro lado de la medianera o en cómo ingeniártela sin luz. Pero a su vez la inaccesibilidad de la gente a consumir arte porque «es muy caro» (porque generalmente se valúa en moneda extranjera, ya que allá se logra vender a un precio razonable para que el artista pueda vivir como una persona normal) genera una crisis del valor de la cultura local que afecta al argentino de una manera que no se da cuenta. A veces ser artista en la argentina es como ser el dios del pan y ser celiaco, pero seguir amando tu profesión.

 

¿Como es tu inserción en el campo artístico en Berlín?

Estuve viajando durante un tiempo entre Londres, España, París y Berlín. Mi plan es quedarme en Berlín por unos años ya que le ofrece al artista la estabilidad económica y la permisividad social para que haga lo que necesite hacer sin ser juzgado o corrido por las cuentas a fin de mes. El arte es muy valorado en Berlín. Es una ciudad muy difícil de vivir también. El idioma requiere tiempo de aprenderlo y el invierno es verdaderamente oscuro. Además de proveer tranquilidad y concentración, la ciudad sigue teniendo circuitos anti-capitalistas de colaboratividad social que te devuelven la fe en el mundo. Espero sacarle todo mi jugo a esta maravillosa ciudad.

 

¿Porque elegiste o te eligieron para exponer en Londres?

El Realities Centre es un centro de Realidad Virtual reconocido en Londres que genera eventos en colaboración con varias marcas y empresas. Tengo un gran amigo que conoce mi trabajo y que sabía que estaba en la ciudad, me invitó a conocerlos y naturalmente surgió la colaboración mutua de que participe en uno de sus eventos. El evento se trató del primer concurso internacional de Tilt Brush, lo cual para mi tenía muchísimo valor, porque es un mundo al que espero expandir mi obra a la vez que se vuelva también cada vez más performática.

 

Una reflexión acerca del arte contemporáneo, ¿cómo inciden hoy en tu vida las nuevas tecnologías?

Para la generación que colecciona arte y que tiene de 40 años para arriba, que la obra de un artista tenga realidad aumentada le genera un cortocircuito mental. Para ellos, si una obra necesita ser «aumentada» es porque no tendría suficiente valor por sí misma. Entiendo la veracidad de este punto y es un tema interesante a discutir. A esa generación el arte digital no le pertenece. Comparto que toda obra debe valerse por sí misma ¿Porqué que se interrelacione con otras artes tiene que desvalorizarla? El tipo de arte en el que trabajo es tomado como «cool» por algunas personas, pero por fin entendido por las personas menores a 24 años. Los hijos de la era digital entienden a qué tipo de experiencia artística apunto al fusionar pintura con realidad aumentada. La propuesta ya no es solo de exclusividad visual, sino de colaboratividad artística. Son muchos los conceptos que se revierten para esa generación que utiliza la tecnología en su favor. El arte contemporáneo será dentro de poco obsoleto porque se produce un cambio cuántico en el cómo conectamos con la realidad. En el mundo actual lo que escasea vale más, así que el arte contemporáneo escaseará y se volverá una antigüedad coleccionable más valuada. Le vendrá bien llevarse mal con lo nuevo, es parte de lo que hace el mercado del arte. Con mi obra apunto a comunicarme con un interlocutor diferente y al que le dedico cada pincelada y cada tecleada.