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Siempre hay que permitirse el salto al vacío

Por Mariana Gioiosa

Siempre hay que permitirse el salto al vacío

Entrevista Leandro Erlich.

 

Erlich trabaja con certezas incuestionables de la vida cotidiana para demostrar que, apelando a determinadas estrategias, trucos físicos y ópticos, esas verdades inmutables no lo son tanto.

Sus instalaciones se convierten en espacios de conexión, encuentro y conocimiento entre personas que comparten la experiencia, el entorno y el lenguaje de la pieza.

La mirada particular que plasma en sus obras, cautiva tanto al público local, como internacional, particularmente el continente asiático, en el cual ya realizó grandes exposiciones y acaba de presentar la muestra antológica “The Confines of the Great Void”, en el Museo CAFA, de la Academia de Bellas Artes de China.

En nuestro páis, el MALBA, presentó Liminal, una muestra antológica con veintiuna instalaciones producidas desde 1996 hasta la fecha. La presencia de Leandro Erlich en el gran museo de Eduardo Costantini es un verdadero acontecimiento por dos razones: primero, la importancia institucional de programar un artista argentino de relevancia internacional, y segundo, por el hecho excepcional de poder cobijar la obra integral de un creador cuyas piezas instalativas son tan fascinante como exigentes y complejas, tanto en su instalación como logística.

Por su parte, en la galería Ruth Benzacar, se puede ver “Próximamente”, una serie de pinturas al óleo que emulan posters de películas, que tienen como protagonistas a sus espectaculares obras participativas.

 

 

– ¿Qué te proponés con tus obras?

Mis trabajos actúan como una herramienta para ver las cosas nuevamente, para re-pensarlas. Sugieren propuestas distintas, un punto de partida para contar una historia.

Cualquiera sea el mensaje que quiero comunicar no va a ser un mensaje cerrado, va a estar sujeto a la interpretación. Me parece que vehiculizar esa comunicación tiene que tener necesariamente un punto de encuentro en el cual la gente, en primera instancia tiene que encontrar un interés, o una forma natural de conectar con la obra, si esa participación es forzada no funciona.

– ¿Qué podés decir de Liminal, tu muestra que se está presentando ahora en MALBA?

Es un recorrido que consiste en una selección de trabajos que hice en los últimos 25 años, también produje otras obras especialmente para esta ocasión como Windows and Ladder. Invisible Billboard que se puede ver en la explanada del museo.

No es un recorrido cronológico. Hay instalaciones, objetos y videos. Son diferentes recursos que encontré oportunos abordar

– ¿Es más importante el contenido del mensaje de tus trabajos?

Como quién relataba una historia en la tradición oral, pienso que no es lo mismo la manera en la que se cuenta. La forma y el contenido no son indisociables y también trasmuta a significados que van a tener un sentido más amplio. Por ejemplo en el caso de La Pileta se convirtió en una obra tan célebre o popular porque es muy fotogénica, en un mundo que está muy vehiculizado en las imágenes.

Hoy la tecnología forma parte de nuestras vidas. Esa acción casi telepática de querer compartir algo con alguien en las redes sociales, el contenido que viaja casi de forma instantánea. En el MALBA se pueden ver obras relacionadas con este concepto, que se articula con el tercer ojo y con la memoria algorítmica de los teléfonos. Hay varias formas de interactuar y la tecnología nos ha llevado a lo «instagrameable», que puede por momentos resultar banal, pero sin dudas es una transformación en la vivencia cotidiana.

– ¿Qué hay de vos en las obras?

Las particularidades en las cosas que uno realiza, las hay en la persona que las crea. Este tipo de obras que apelan a la reflexión al humor, representa bastante parte de mi personalidad.

– ¿Cómo llegaste a crear la obra que vemos hoy?

-Hubo muchos puntos de partida y muchas bifurcaciones, como una búsqueda que uno va haciendo y se va encontrando con sus propias ideas y esas ideas te van llevando a otras.

El proceso creativo es un proceso complejo que está influenciado por la intuición, por la búsqueda, por las curiosidades y preocupaciones que vas teniendo a lo largo del tiempo. Y eso te va llevando a crear obras que son distintas y al mismo tiempo tienen que ver con todo.

 

 

– ¿Tenés alguna metodología de trabajo? ¿Cambia según el lugar para el cual fue pensada la muestra?

No hago una planificación tan precisa de mi trabajo, soy de las personas que se mueven según las ganas de expresarse. De repente quiero decir o hacer algo y lo hago. Si eso continúa genial, pero también puede no suceder.

Siento que en las artes los métodos no funcionan del todo bien. Lo ideal sería no plantear ninguna estructura y dejarse guiar por ese contenido, la intuición y el deseo de transmitir esa idea.

Todas mis obras como Bâtiment (Edificio), La Pileta o El Aula fueron creadas en el marco de un contexto particular y único. En otras situaciones, otras ciudades, otros espacios y marcos de exhibición es difícil reproducir algo que funcionó en otro lugar. Pero a veces sucede, como es el caso de La Pileta, que se presenta ahora en el MALBA, se presentó en la Bienal de Venecia, en el 21st century Museum Contempory Art de Kanazawa, Japón, entre otros contextos, y en todos tuvo sentido.

– ¿Cambia el sentido que le das a las obras cuando las producís para occidente u oriente?

El artista no es un científico que escribe sobre leyes universales. Hay un sentido que le da el artista en cuanto a la creación de su obra y se completa con el sentido que le carga el que interpreta.

Yo construyo ficciones y no teoremas, que tienen una vida regida por el contexto, es decir hoy en este contexto las obras significan algo y dentro de 5,10 o 15 años, en otro entorno, van a significar otra cosa. Las cosas se transforman y el tiempo transforma a las cosas.

Volviendo a La Pileta, cuando fue creada, no existían los celulares, ni Instagram. Entonces si vos partís de la premisa que es una obra muy popular porque viaja en las redes sociales, en otros contextos tenía otras connotaciones y que posiblemente sigan cambiando a lo largo del tiempo.

– ¿Qué artistas admirás?

Me interesan las obras que corren un límite, esos artistas que desplazan la línea y te hacen pensar de otra manera, aunque no se relacionen directamente con mi obra como Sophie Calle que es una artista conceptual que admiro muchísimo, con una obra muy personal.

– ¿En algún momento te desligas de tu rol de artista?

Nosotros no dejamos de trabajar a las 6 de la tarde, nuestra vida y lo que hacemos está muy mezclado. Me motivan los desafíos y generar cosas que no existen. Los desafíos que tengo para mi obra, las tengo también para mi vida.

– ¿Cómo fue que surgió “Proximamente” la muestra en Ruth Benzacar con pinturas que realizaste a modo de afiche de películas con tus instalaciones participativas?

Cuando era adolescente, luego de que llegara la televisión por cable y los DVDs, los VHS que habían tenido su auge en los 80 se empezaron a vender por dos pesos. Mi papá que es cinéfilo armo una colección de más de mil películas clásicas y de culto que las vi a todas. La verdad que el cine me pareció fascinante. Me llamó mucho la atención el trabajo de perfección en el escenario para que el espectador se pueda identificar y creer lo que está viendo asociado a una determinada situación.

Entonces si uno mira la realidad o el contexto de los espacios en general, es una construcción que está determinada para cierta función. En ese sentido, el cine tiene a través de la ficción, la posibilidad de generar una narración en los espacios utilizando la verosimilitud.

– ¿Cómo vinculás este concepto a tu búsqueda cómo artista?

¿Qué pasa si la realidad que está allá, en la que nosotros nos inspiramos, ciertamente no es tan distinta a la que podemos construir dentro de un museo? De hecho, lo que está fuera del museo no es arte pero sí una construcción, también artificial, que fue diseñada. y si es así, ¿por qué no proponer un espacio para que sea también el espectador tan actor como lo solemos ser todos los días de nuestra vida?, ¿Por qué no meterse dentro de esa película y eventualmente descubrirla y al hacerlo proponer una sobreconciencia de nuestros actos?

– ¿Hacia dónde vas con tu arte, vas a seguir con instalaciones participativas o vas a retomar la pintura?

En un camino. Uno va direccionándose hasta tener un sentido más claro de lo que quiere. Eso sucede cuando haces una muestra como la del MALBA, en donde le dedicás mucho tiempo al trabajo que ya realizaste. En esa instancia se revela ese sentido de la búsqueda. Hacia adelante solo está el ánimo de la búsqueda. Solamente la mirada hacia atrás te permite el espacio para la interpretación y la reflexión de la lectura sobre ese sentido, pero el ánimo de la nueva búsqueda es de alguna manera algo todavía desconocido y ese es el espíritu vital que tiene que ver con el arte.
Siempre hay que permitirse el salto al vacío.

 

 

Fotografías gentileza de MALBA