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Lírica Cromática

Lírica Cromática

Por Margarita Gómez Carrasco

Rafael Cippolini señala al arte como la puesta en circulación de una intimidad, es de esta manera que presentó la obra de Mariana Allievi, como piezas únicas, poseedoras de exuberante materialidad, con una colorida paleta que vuela exultante invitándonos a introducirnos en su fascinante mundo.

Si se observa con meticulosidad, en la obra de Mariana Allievi se encuentran reminiscencias del modernismo –el Pop Art– en el empleo de colores saturados y del  barroco, en la forma sobrecargada de materiales y la ornamentación, que hasta a veces pareciera excesiva, nos invita a reflexionar sobre su utilización en la historia del arte en forma diacrónica. Lo que nos empuja a preguntarnos, ¿por qué el hombre necesitó de la ornamentación desde épocas muy antiguas? ¿Cuál es el punto de intersección con la belleza? Pareciera que allí se esconden nudos y pliegues pulsionales de la artista, aquellos que con el tiempo se disipan hasta encontrar equilibrio en el silencio.

El trazo y los diferentes entramados generan movimiento, musicalidad y misterio; también encontramos elementos y texturas contrastantes, blondas, hechas de palabras, generando poesía visual, porciones de xilografías de colores, tapetes al crochet tejidos por su abuela. Todos estos objetos no solo componen su universo, sino que generan una acción de señalamiento, apropiación y reconstrucción de sentido a cerca de la posibilidad estética de los objetos cotidianos.

Una de las características de esta muestra, titulada Lírica cromática, es la búsqueda del placer asociado a la música y a la pintura –tal vez para mitigar el dolor de vivir–, donde se encuentran todas sus emociones y sentimientos, logrando generar espacios nuevos, transmitiendo sensaciones.

Desde lo formal surge una importante presencia de lo decorativo como una restitución a la idea de labor y trabajo manual artesanal, en este punto encontramos vestigios de Arts and Crafts de William Morris, como un deseo de utopia y de moral de ir en contra del trabajo mecanizado.

Rothko decía que pintaba cuadros de gran tamaño porque quería que nos metiéramos adentro, los concebía como habitaciones, a fin de garantizar que serían contemplados en su intimidad. Quizás, sin saberlo, esta fue la intención de Mariana Allievi.