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10 julio, 2020

Fugaces puntos de fuga – Entrevista a Pilar Dasí Crespo.

Por Marcos Meloni

Fugaces puntos de fuga – Entrevista a Pilar Dasí Crespo.

La siguiente entrevista ha tenido la particularidad de nacer en el andamiaje de un ciberespacio al servicio de un encuentro que se habia gestado ya para mi hace algunos años en la ciudad de Valencia, España. Allí, en el marco de las VIII Jornadas Valencianas de Psicoanálisis conocí a Pilar Dasí Crespo. Para ser honesto, «conocí» lo arroparé con comillas dado que no habíamos cruzado demasiadas palabras más que para debatir algunas cuestiones en torno a «Las mujeres y el hombre ante el deseo», sin embargo, aquella visita fugaz a la ciudad de «las naranjas» fue una cálida morada a la altura del mes de Junio para quien andaba jugando a ser nómade en el «viejo continente». Unos años (no tantos) después, aquellos intercambios retornaron renovados y desde alli decidí escribirle a Pilar y proponerle esta breve entrevista realizada exclusivamente a través del ciberespacio, que se desarrolló durante el mes de Junio del 2020, sin videos, sin imágenes, solo con palabras a través del salvoconducto tecnológico de los celulares y los correos electrónicos, haciéndonos un espacio común entre tanto espacio privado, prohibido y aislado.

El mundo ha cambiado desde entonces, sin embargo, al menos para muchos que advirtiendo lo sufriente de sujetos que se dícen exiliados del deseo, ausentes ante sus causas, agobiados de sus nostalgias, nos seguimos preguntando ¿Habrá un lugar más allá del lugar que nos hemos establecido? ; ¿Qué efectos y afectos produce la modalidad de lazo que el discurso capitalista inscribe en las subjetividades? El mundo seguirá girando pero aún hay preguntas que no declinan en su insistencia, entre estas cuestiones discurriremos en las siguientes lineas con Pilar, desde el psicoanálisis como morada.

Pilar Dasí Crespo es Psicóloga Clinica y psicoanalista. Ejerce su práctica clínica hace mas de 35 años en la ciudad de Valencia, España. Es presidenta y docente del Foro Lacaniano de Valencia y del Col.Legi de clínica psicoanalítica de Valencia, España. En el año 2016 fue candidata – al Senado de España por el partido Unidos Podemos; por «A la valenciana».

 

Junio 2020

– Marcos Meloni: Pilar, teniendo en cuenta la pregnancia de líderes políticos en importantes países de Occidente como Trump, Bolsonaro o Boris Johnson en el contexto de los capitalismos modernos ¿podríamos pensar una «dimensión de lo femenino» en la política como «punto de fuga» al discurso hegemónico de la época?

– Pilar Dasí Crespo: La consideración de la mujer en el sistema social de un pueblo, condiciona su posición y define su psicología. Y parece confirmarse que las líderes políticas actuales gobiernan mejor que sus colegas, que producen algo más del lado de la «invención» discursiva, lo que es solidario con el discurso histérico que nos proporciona J. Lacan en el Seminario, El reverso del Psicoanálisis. Pero este argumento hay que sostenerlo conceptualmente si queremos con-vencer.

Hoy hay un paso a la histerización, en el sentido de la denuncia de los emblemas del poder político y un saber sobre la imposibilidad de gobernar el capital, fundamentalmente el capital financiero. Lacan dice que la histeria con su denuncia desvela la verdad del amo, muestra que hay algo no dicho, pero también dice que la histérica es alcanzada por las consecuencias de su discurso en todos los procesos históricos, al punto de concretar que si la histeria produce cambios en lo social, la obsesión dicta las condiciones a través de la burocracia, de tal manera que la denuncia histérica no es suficiente. El cambio de los significantes o la producción de significantes nuevos que preconiza parte del discurso feminista (hoy hay varios feminismos) no son suficientes, es necesario un cambio de discurso, lo que implica el gran reto del psicoanálisis en la política.Las preguntas que se me ocurren son las siguientes: ¿Qué lugar o qué papel tiene el discurso histérico en las nuevas formas de correlación social que no responden exactamente a las planteadas por Marx y cuya responsabilidad de pensarlo adecuadamente corresponde al debate feminista? ¿Cómo llevar el saber al lugar de la verdad en el momento oportuno para producir cambios estructurales y desvelar el significante amo del capitalismo y sus efectos en los sujetos?

El auge del movimiento feminista en España (desde donde hablo) y en el mundo, la ética de los cuidados, los distintas posiciones feministas que están surgiendo en torno al debate sobre lo que es una mujer, sin duda, cambiarán el rumbo del siglo XXI, si no vienen a evitarlo acontecimientos extraordinarios como el que estamos viviendo a partir del COVID-19 y sus consecuencias ideológicas, económicas, políticas y culturales. Históricamente el debate feminista se eclipsa ante problemas que incumben a la sociedad en su conjunto, por ejemplo como ocurrió en España en la transición, prevaleciendo la militancia de las mujeres en las filas de los partidos de izquierdas con dudosos resultados en el avance del movimiento. Esperemos que eso no ocurra ahora y el desarrollo de las ideas en el campo del feminismo ahonde en el sinsentido de la desigualdad, pero también reflexione sobre las formulas de la sexuación que J. Lacan nos regala en el Seminario 20, y que permiten saber que los sujetos en posición masculina se relacionan con su fantasma y los que están en posición femenina permiten abordar desde el no-todo la falsa dialéctica del discurso capitalista, porque precisamente el discurso capitalista implica el no-lazo social y la segregación.

Los recientes sucesos en EEUU son muy graves y ponen en evidencia que el capitalismo y sus efectos medioambientales, socioeconómicos, segregativos, encienden el fuego y vienen a poner de nuevo el eje del problema en los procesos segregativos de orden racial fundamentalmente. También requiere de que la llamada izquierda vuelva a salir de su zona de confort y se vuelva a comprometer dejando de ser indiferente o neutral. Sin duda, Trump, Bolsonaro, Johnson gobiernan para el poder financiero, globalizan los mercados, destruyen el planeta y a sus gentes, degradan al diferente, aumentan el nivel de odio como pasión humana, etc.

El FMI es explícito respecto a lo que globalización significa: «La interdependencia económica creciente del conjunto de los países del mundo, favorecida por el aumento y la diversidad de las transacciones exteriores de bienes y servicios, así como de los flujos internacionales de capital, y al mismo tiempo por la difusión acelerada de la tecnología». Es decir, esta definición destaca claramente a los mercados en detrimento de las necesidades de los individuos. La globalización de los mercados y sus efectos sobre la identidad están produciendo variables en lo social de las que no hemos sino empezado a percibir sus consecuencias. Los consumidores somos en realidad la mercancía. Este extremo es especialmente alarmante en el caso de las mujeres, donde la distancia entre el primer mundo y el resto de los países ahonda la brecha y la distancia en la consideración de las mismas.

Yo pongo un ejemplo sencillo a mis alumnos que tiene como protagonista a Stanley Kubrick. Si 2001, la Odisea del Espacio con el monolito como símbolo de los cambios de la historia y el resto de su filmografía refleja muy bien el siglo XX, su ultima película Eyes Wide Shut , basada en el cuento de Arthur Schnitzler, Relato Soñado, revela un más allá del falo y un punto de fuga al discurso hegemónico de la época, tal y como usted menciona en su pregunta.

 

Andy Warhol

   

– MM: En relación al discurso capitalista, siguiendo a Lacan, la psicoanalista argentina Silvia Ons sostiene que en él se «excluye al amor» ¿Qué implicancias piensa que tendría esta exclusión en el lazo social?

– PDC: Silvia Ons tiene razón. El discurso capitalista no sabe, ni quiere saber nada de las cosas del amor. Su partenaire es el dinero y si los seres hablantes contamos algo ahí, es en tanto mercancia. De ahí, que Lacan llegara a decir «todos somos proletarios». En cambio, en los discursos asimétricos aislados por Lacan, el amor es signo de que se cambia de discurso.

En el capitalismo, el sujeto se percibe como objeto, en la medida en que el Discurso Capitalista no inscribe un lazo social. Al Discurso Capitalista no le interesan las cosas del amor – no le interesan las cosas de las mujeres – Al discurso capitalista sólo le interesa el goce fálico (tener o no tener). La pregunta por el ser está ausente y eso repercute en el cinismo contemporáneo. Por eso Lacan desarrolla el ser borromeo; para entender la memoria histórica, el retorno de lo religioso y los efectos del discurso científico, que estructura la cultura tecnocientifica.

En realidad el secuestro de la subjetividad, tan denostada hoy, proviene del discurso de la ciencia. El $ en cuanto deseante no halla en la cienciaclave alguna de su particularidad pues no le interesa el sufrimiento. ¿De qué se sufre?.De ser amado o de no serlo, de estar solo o de no estarlo, de hablar o de callarse, de la repetición o de la novedad, de saber o de ignorar, de tener o de perder, de estar lleno o de estar vacío… en fin, todo, absolutamente todo puede hacer sufrir: lo demasiado, lo insuficiente, la nada, lo justo.

El sufrimiento del sujeto hablante es una modalidad del decir que implica la impotencia, por eso el psicoanálisis es una «práctica de la subjetividad». A este nuevo impasse de la civilización que genera la ciencia, la respuesta del psicoanálisis es la de otro saber, que está articulado al deseo. Respondiendo a su pregunta, el psicoanálisis pretende hacer contrapunto al discurso capitalista incluyendo en su teorización y en su practica las cosas del amor, del vínculo y de la verdad subjetiva, pues la exclusión del amor en el lazo social tendría como consecuencia efectos muy tratados en la ciencia ficción desde los años 50.

¿Qué operación pretende el psicoanálisis sobre el capitalismo?Nuevo estado del $, un $ que asume lo Real, lo imposible del sexo y le permite identificarse a su síntoma, a su soledad de goce. Pero también restableciendo el lazo social no vía el lazo del discurso del amo…. que inevitablemente nos lleva por los escollos transitados por cualquier grupo social en la diacronía de la historia. De ahí, la importancia de nuevas formas de relación social.

No hay otro malestar en la civilización que el malestar del deseo como causa, que está en el horizonte de todas las demandas. Ese deseo no es evidente, requiere de interpretación, si queremos incidir sobre el momento que nos toca vivir, pues no sólo el cuerpo goza, si no que hay que atender a los goces que la lengua civiliza y que están excluidos del discurso político.

Las revoluciones giran y giran y vuelven al mismo lugar, decía Lacan en el 68. Pero hoy ya no giran en nombre de lo humano, de la pulsión y sus complicaciones derivadas del lenguaje, si no en nombre del dinero, del capital. Se ignoran conceptos freudianos muy útiles para pensar lo social como la pulsión, las identificaciones verticales y horizontales, el yo ideal y el ideal del yo, el superyó que nos convoca a gozar y no a desear, etc. ¿No será precisamente que excluir los objetos pulsionales y los destinos de la pulsiónen el ser hablante de las cosas de la política es lo que produce que demos vueltas y vueltas como ya anunció Hegel y fue retomado por Marx, materializando el concepto?

El capitalismo rompió las reglas del juego del discurso. Las condiciones del mercado influyen sobre la ideología, pero la ideología conforma (da forma) a la ciencia y al pensamiento. Al respecto, Lacan nos habla del sentido gozado de los gadgets del mercado y nos advierte que el Significante es tonto.

Al respecto, Louis Althusser propone que la ideología es una relación imaginaria del Sujeto con lo social, sustentada en concepciones preestablecidas. Y Lacan nos dice ¡El sentido se goza!. El $ es alérgico a lo Real, a lo Real que se encuentra. Desde el momento que se encuentra trata de darle sentido.

 

– MM: Pienso, en relacion a lo que señala, sobre las consecuencias que puede tener este «empuje a la exclusión del amor» en la subjetividad de la época. Según Byung-Chul Han, vivimos en sociedades agobiadas por la exigencia al rendimiento, donde se produce una gran masa de sujetos depresivos ¿qué lugar piensa que se le admite a la erótica y al deseo entonces en el campo del capitalismo moderno?

– PDC: Byung-Chul Han sostiene que las formas del vínculo y las condiciones del mercado producen la agonía del eros y la explotación voluntaria del sujeto en forma de realización personal. Creo que tiene razón y creo que es un pensador que hace buenos diagnósticos, pero adolece de situarse epistémicamente en condiciones de un buen tratamiento de los problemas.

En La sociedad del cansancio sostiene la tesis de que la globalización suprime todos estos umbrales inmunitarios para dar vía libre al capital. Sostiene que en la sociedad del rendimiento uno guerrea sobre todo contra sí mismo, pero en un artículo reciente, La emergencia viral y el mundo de mañana, nos dice que eso ha cambiado, que desde la explosión de la pandemia del COVID-19 ya no guerreamos contra nosotros mismos, sino contra el enemigo invisible que viene de fuera, lo que se refleja en el pánico. Tendremos que verificar si esta diferencia produce algún cambio estructural en lo social o todo sigue como antes o peor. Es el debate Zizek/Han, donde el primero preconiza que el virus asesta un golpe mortal al capitalismo y el segundo anuncia un estado de excepción y un régimen policial digital si no repensamos y restringimos el capitalismo destructivo.

No obstante es cierto que hoy se acepta el goce, pero se castiga el deseo como dice Byung-Chul Han. Y por eso, Han me es útil para pensar las claves de lo humano y las lógicas políticas del siglo XXI, desde lo que Lacan nos enseña.

En la Revista Panorama (Italia, 1974), Lacan define el psicoanálisis como un síntoma revelador del malestar de la civilización en la cual vivimos. Sitúa ese malestar en la fatiga como resultado de la carrera hacia el progreso. Es el momento de su Conferencia RSI donde despliegue la tríada freudiana de inhibición, síntoma y angustia. Allí nos dice que la Angustia está ligada a las definiciones y a las palabras. Contextualizada en las condiciones sociales, a las etapas históricas.

El hombre nace en un baño de lenguaje, pero el lenguaje también es un producto humano en continua evolución. Cada uno de nosotros sólo tiene acceso a un sector muy pequeño de la lengua: un pequeño dialecto. No tenemos todos la misma lengua aunque hablemos el mismo idioma. ¿Qué nos limita? El texto hablado por la familia, el texto social, las experiencias vitales, emocionales, eróticas. Es decir, la experiencia existencial, el goce de cada uno. En definitiva, Lacan abrocha ahí el compromiso analítico en el campo de la teoría, de la clínica y de los lazos sociales, al plantear¿Cuál es el Real del síntoma del capitalismo? En el capitalismo hay una sola causa del deseo, causa de toda una economía, la plusvalía.

Ese falso discurso que no hace lazo social tiene su contrapunto en la ética normativa del Discurso del Amo, en el semblante de saber del Discurso Universitario, en la producción de saber y la ignorancia de lo que el sujeto es como objeto en el Discurso de la Histérica y en el estudio de lo que no anda bien, de lo que no funciona en la vida o en la existencia del Discurso Psicoanalítico, cuyo Real permiteentender lo Real del capitalismo

Y con esto creo que respondo a su pregunta. Al capitalismo le interesa el goce, prescinde de la erótica y del deseo de los seres hablantes. No entran en su ecuación. Es lógico, pues, que aumente el desamparo del sujeto y por ende la depresión.

La no consideración del erotismo y el deseo, deja el camino libre a la pornografía y abre la pregunta sobre ¿por qué hay un aumento de la prostitución en una época de libertad sexual de las mujeres de occidente?. La época se caracteriza por la fragilidad del sujeto en lo social.

El abuso cotidiano presente en la estructura social, implica el ejercicio de un poder que puede ser respondido activa o pasivamente por el sujeto que es objeto de tal ejercicio. Pero la violencia sexual requiere una consideración añadida: que el sujeto que ejerce la acción no considera al otro una alteridad subjetiva, sino un objeto de goce que es degradado y en cuya degradación esta implícito el goce obtenido. Este hecho me lleva a reclamar como feminista la abolición radical de la prostitución y a rechazar posturas pactistas de los partidos políticos.

 

Antonio Berni

 

 

– MM: Jaques Lacan anudó psicoanálisis y política a lo largo de su enseñanza, ¿qué considera que puede aportar al análisis de los discursos políticos el paradigma psicoanalítico?

– PDC: Los historiadores saben que para abordar un hecho político hace falta tiempo cronológico y los sociólogos admiten que más allá de los datos se requiere un análisis de discurso. Yo no soy socióloga ni historiadora, soy psicoanalista, pero los mismos traumas me llevaron a la actividad política (hasta poco después de la legalización del partido comunista y la transición en España) y al psicoanálisis: las consecuencias en los nietos de los efectos de la Guerra Civil Española, las cunetas, la cárcel y el franquismo.

En la política no encontré respuestas, pero si preguntas sobre el lazo social, el vínculo y las organizaciones políticas y sus efectos. Los grandes teóricos del marxismo me permitieron un aparato conceptual «deshilachado» en el nudo.

En mi psicoanálisis, en Freud, en Lacan y en tantos y tantos colegas encontré respuestas a lo Real traumático que mantuve sin cerrar discurso sabiendo de la complejidad de lo humano. El psicoanálisis me permitió entender algo del feminismo, la cultura, el cambio climático, la política internacional y el discurso capitalista y sus efectos en el sujeto.

Freud nos da muchas claves respecto a lo político a partir de 1920. Muchos textos lo acreditan. Desde Psicología de las masas y análisis del yo, El porvenir de una ilusión, Tótem y tabú, Moisés y la religión monoteísta, Inhibición, Síntoma y Angustia, La 2ª tópica, etc. Sin olvidar la conferencia 35, de 1932, que es una joya. Vivió la 1ª Guerra mundial y el periodo de entreguerras y de ese periodo rescato su correspondencia con Einstein, donde encontramos una carta del primero, fechada en septiembre de 1.932, en respuesta a otra de Einstein fechada en julio de 1.932, donde éste le insta a expresar sus opiniones. Einstein sospecha de algo, un instinto de odio y de la destrucción. Freud en su respuesta cita a Platón para distinguir las pulsiones por las que los hombres son habitados, las que tienden a conservar y a unir : eróticos (en el sentido de Platón) o sexuales. Las que tienden a destruir y a matar: las pulsiones agresivas o de destrucción. Estas pulsionespueden ser desviadas potenciando el eros, evitando los abusos de autoridad, pues la agresividad constituye la fuente de un placer al que, como sucede con los otros placeres, los seres humanos son extremadamente reacios a renunciar después de haberlo disfrutado y teniendo en cuenta las dificultades de la paz. En la carta a Einstein, un Freud pesimista escribe: «Una situación pacifica solo es concebible teóricamente, pues en la realidad es complicada por el hecho dispar, por hombres y mujeres, hijos y padres, y al poco tiempo, a causa de guerras y conquistas, también por vencedores y vencidos que se convierten en amos y esclavos. El derecho de la comunidad se torna entonces en expresión de la desigual distribución del poder entre sus miembros. Existe aun otra fuente de la evolución legal que sólo se manifiesta de forma pacifica: se trata del desarrollo cultural de los miembros de una colectividad».

A Lacan nunca dejó de interesarle las relaciones entre el sujeto y la política. Lacan que nació con el siglo, fue «lacaniano» a partir de la 2ª Guerra Mundial. Nos advirtió en Radiofonía de las revoluciones que giran sobre sí mismas y perfilan nuevos amos y sabía que producir nuevos significantes, como he dicho al principio, no resolvía la cuestión social, pues producir nuevos significantes nos coloca a merced de la manipulación de los medios de comunicación(la información hace semblante de saber) con riesgo de la reinterpretación y absorcióndesde el discurso capitalista, que fagocita todo.

Lacan se plantea ¿Qué hacemos cuando queremos dar sentido a cualquier cosa de nuestra vida? Damos sentido, añadiendo significantes(pero eso no cambia nada en realidad, sólo sirve para calmar la angustia como manifestación de lo Real). Hay una excepción en los cuentos de Chejov muy interesante, que no tengo tiempo de desarrollar aquí.

El psicoanálisis aporta que hay prácticas del sentido en todos los discursos por eso las éticas son relativas a los discursos. Hay que reconocer desde qué discurso hablamos, si es que queremos introducir lo nuevo. Además es evidente que más allá del discurso se ubica la violencia, que no es un sustituto ni un desplazamiento de un deseo inconsciente y no entra en la lógica de la cadena significante. Lo que puede producirse en una relación interhumana es o la violencia o la palabra.

El acto violento no es la palabra, está fuera de la articulación significante, de lo simbólico. Marca un impasse del semblante, por lo tanto del lazo social. La violación, el abuso infantil, la violencia contra el cuerpo de una mujer se inscribe en este atolladero que se ubica en los límites del discurso.

Para Lacan hay una diferencia entre la agresividad y el acto violento: el estadio del espejo evidencia la naturaleza de la tensión agresiva con el otro, en tanto se fija a una imagen, que lo enajena a sí mismo. Por tanto, la agresividad es estructural, surge a partir de la constitución de la tríada del prójimo, del yo -organización pasional- y el objeto, enlazado con la función del complejo de Edipo por lo tanto subordinado a lo simbólico. En cambio, en el acto violento que ataca al cuerpo del Otro o el propio lo que está en juego es el cuerpo en su estatuto de goce. Apunta a arruinar el cuerpo del Otro, dañarlo, incluso aniquilarlo, no ataca la imagen, arremete contra lo más íntimo del Otro.

 

– MM: Ya que menciona el acto violento, usted presentó un trabajo en el último encuentro del Foro Lacaniano de Valencia «Presentes distópicos» denominado «Violencia-s», ¿qué relación podemos establecer entre estos tiempos de pandemia y la violencia como posible respuesta del sujeto en el marco de la segregación y distanciamiento social?

– PDC: Ese trabajo, tenia un subtítulo: La trama que une la sexualidad y la muerte.Lo presenté en enero de 2020 y tuvo un aspecto en cierto modo anticipatorio de la relación entre la pandemia del COVID-19 y violencia que se ha generado en España, pero sobre todo en EEUU con el asesinato de G. Floyd. En ese trabajo citaba a Freud en Moisés y la religión monoteísta (1938) como encabezamiento de lo que iba a desarrollar: Vivimos un tiempo particularmente curioso. Descubrimos con sorpresa que el progreso ha concluido su pacto con la barbarie.

Freud escribe Más allá del principio del placer en la actualidad de la 1ª Guerra Mundial y dice que la pulsión de muerte actúa en forma silenciosa en el ser que habla. Se torna pulsión de destrucción cuando es dirigida hacia afuera, hacia los objetos. El prójimo es una tentación para satisfacer en él la agresión, como afirma Freud en el Malestar en la Cultura «… explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo». Existe una relación estrecha entre la violencia y la pulsión de muerte que se traduce en la insoportabilidad del goce del Otro. Están de un lado los recelos ante el extranjero y del otro, lo insoportable que resulta la observación de la forma en que el otro organiza sus leyes de convivencia. Esa insoportabilidad ha sido siempre la raíz del sentimiento racista, machista, clasista, xenófobo, etc. que se ha ido tejiendo a lo largo de los siglos y se ha ido articulando a lo social bajo diferentes justificaciones.

Lo que no decía Freud en ese momento y en esas referencias respecto a la segregación, es lo que ocurre con los sujetos que no perteneciendo a la misma comunidad, por razones económicas, históricas, religiosas y políticas, tienen que compartir el mismo espacio. Por ejemplo en el esclavismo perpetrado contra habitantes africanos, en las emigraciones masivas a otros países o continentes que se han producido en los últimos dos siglos, en los pueblos errantes, en la inmigración y emigración del siglo XX, etc. La convivencia racial, las invasiones territoriales que se han producido a lo largo de la historia, el reordenamiento del poder en las conquistas y reconquistas y tantas referencias más que podemos mencionar, dan cuenta de una tensión siempre latente y a veces manifiesta en la estructura social misma.

No soy de la opinión de que solo los hombres malvados son capaces de hacer actos malvados. Más bien creo que los hombres puestos en determinadas circunstancias, son actuados ellos mismos por sus pulsiones de destrucción. Esa es la verdadera estructura de la maldad.

¿Qué lleva a un hombre a cometer atrocidades humanas, ejercer la violencia de género y ejercer un poder abusivo con los niños?. Todos los agresores son soberbios; los sexuales, los que ejercen un abuso de poder, los que imponen a los otros sus puntos de vista por la fuerza, ya sea en situaciones privadas, en el pequeño marco de la comunidad, en los conflictos políticos o en las grandes contiendas bélicas. Es una cosificación del otro, ya sea porque se mata a mucha gente, a una mujer, o se abusa de una niña o un niño. En esta dimensión de goce sólo hay objeto, no hay deseo…eso es la puesta en primer plano de lo perverso, sin las restricciones que pone el síntoma y el fantasma.

Frente a esto hay una inconsistencia de la buena voluntad ante las crisis de lo universal. La buena fe no alcanza para erradicar los problemas. Sirve para nombrarlos y al hacerlo los movimientos sociales sensibilizados ante el tema se ofrecen a las víctimas como un Otro reparador. …consolador del sinsentido real, pero eso no es suficiente.

La violencia es impotente y en concreto la violencia de género muestra sin velo el rechazo a la alteridad del goce, que el goce femenino hace presente entre los sexos. En tanto la función de la pantalla del fantasma se presenta cada día más precaria, «el sujeto está más cerca del pasaje al acto». Se trata, entonces, en cada caso de poner en juego la función «decir que no» al goce mortífero. Una mujer puede querer «decir que no» a la devastación del cuerpo. El psicoanálisis le ofrece, decir que sí a la implicación subjetiva; decir que sí a lo real del síntoma, que siempre apuesta al encuentro con un amor más real.

La violencia y el sexo como muerte anticipada del sujeto tiene una magnífica ilustración en el cine de Sam Peckinpah. Una escena podría ilustrar perfectamente lo que quiero decir. Se trata de Grupo Salvaje: Van a perder la bolsa al perder la vida en una posición que convoca una posición fálica, pero en ningún momento ven a las mujeres como un ser humano, con necesidades y demandas. ¿Qué sabe este director? Lo que ya Freud nos alertaba en 1.919: que las razones del comportamiento humano en situaciones de conflicto no sólo tienen que ver con el anulamiento de la voluntad y los valores personales y con el seguimiento a un leader, sino que hay un componente sexual en todo esto que excluye a las mujeres. Qué excluye a la alteridad radical del otro sexo de las consideraciones de las razones de sus actos. Representan el grado máximo del rechazo de la mujer en los fundamentalismos.

 

Diego Rivera

 

– MM: La violencia como modo de anulación o rechazo a la alteridad me recuerda a lo que planteaba Gilles Lipovetsky en «La era del vacío» cuando ensaya que asistimos a lo que denomina una «segunda revolución individualista», algo que se manifiesta en el «soliptismo» de los narcisismos modernos. ¿Qué relación considera que tiene a nivel psíquico la pregnancia de lo imaginario por sobre los marcos de regulación simbólica en el discurso capitalista y lo que se ha denominado en el campo de la práctica clínica, por algunos colegas, como «las nuevas presentaciones clínicas»?

– PDC: No conozco bien la obra de Gilles Lipovetsky. La era del vacío responde a un análisis de la coyuntura bastante bueno, aunque como dice él en febrero de este mismo año, hoy no estamos en la era del vacío, sino en la era de la inseguridad y el «desafio». Preconiza que las soluciones vendrán de la «inteligencia», no de la «moral», si esa inteligencia se ocupa de atender lo ecológico y los recursos finitos del planeta. Para él estamos manipulados por la sociedad de consumo, globalizada y capitalista y somos presas del individualismo.

Lipovetsky llama narcisismo a lo que he llamado cinismo contemporáneo, destacando el exceso, el culto al cuerpo y a lo psicológico y una imperiosa aprobación del otro enmascarada de libertad. Todo esto se puede resumir en el estudio de la pregnancia de lo imaginario en el marco de la regulación simbólica en el discurso capitalista, partiendo de las lógicas políticas que tenemos en el siglo XXI.

La realidad social, política y económica actual tiene un largo recorrido histórico y es hoy cuando estamos construyendo el complejo nudo de relaciones que determinarán el futuro. Es por eso que los psicoanalistas tenemos la responsabilidad de pensar lo singular del sujeto, pero también las lógicas colectivas que inciden directamente sobre nuestra clínica.

La política se empeña en ignorar que lo humano pasa por lo que Freud nos enseñó a lo largo de su obra. Y cuando Lacan elige los 4 conceptos fundamentales del psicoanálisis para su Seminario XI de alguna manera también nos da las claves de que inconsciente, transferencia, repetición y pulsión definen los elementos íntimos del sujeto y los engranajes del lazo social. Con los discursos, las fórmulas de la sexuación y su topología añade un plus a lo que esos elementos nos permiten abordar para entender los presentes que nos tocan vivir.

Lo que pasa hoy sincrónicamente en el mundo tiene una trayectoria diacrónica cristalizada en las formas del vínculo social, las relaciones económicas y los actos humanos vinculados a los dominios humanos y territoriales. El neoliberalismo que surge del capitalismo financiero tiene consecuencias en el cambio climático por los desmanes políticos como en África o Brasil, en la violencia vinculada a la identificación que favorece el avance de la extrema derecha y en el cambio de paradigma que trae nuevas patologías del vinculo amoroso vinculadas al maltrato y a la violencia machista. ¿Quién es ese amo que gobierna ahora a escondidas? En el siglo XXI hace falta una respuesta en términos de estructura.

A los psicoanalistas en tanto psicoanalistas nos interesa el 1 x 1, las subjetividades, los dispersos desparejados que dice Lacan. Nos interesa y nos ocupamos precisamente de aquello que sustrae la política de sus análisis sobre los grupos humanos. Nos interesa el resto, el objeto a. Lacan tenía el anhelo de producir una reforma del entendimiento.

Esta historicidad cristaliza en el afecto de la angustia que con sus fluctuaciones históricas nos indica que, por estar en el origen de la subjetividad como estigma del trauma sexual, la angustia está sujeta a un tratamiento posible por el discurso. Por eso la angustia ofrece todas las oportunidades de ser tratada por medio del discurso del análisis, y también plantea la pregunta acerca de qué hace con ella el discurso actual, tan trabajado por la globalización y el capitalismo.

La angustia es rebautizada por como stress, presión, ataque de pánico, etc., pero eso no cambia nada. En definitiva, la angustia es el afecto de la destitución subjetiva, un afecto que surge cuando el sujeto se percibe como objeto.

Para Marx, proletario es aquel que se reduce a su cuerpo en las relaciones de producción. Para Lacan proletario es aquel que no tiene nada con que hacer lazo social pues el cuerpo no le basta.

Hay una serie ‘Years and years’ que sabe identificar las coordenadas de lo social. La recomiendo, pues sabemos que todo discurso nos indica una posición del sujeto respecto al saber, implica una epistemología subjetiva y de eso se trata, de abordar la clínica desde la subjetividad de la época.