Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Menu +

Arriba

Top

30 julio, 2020

Rodrigo Caballero: “La fotografía es una herramienta política y de transformación”

Por Verónica Glassmann

Rodrigo Caballero: “La fotografía es una herramienta política y de transformación”

Rodrigo Caballero es el ganador del Tercer Concurso Fotográfico de nuestra revista. Trabaja en La Garganta Poderosa, una publicación mensual argentina que refleja la cultura y problemática villera lanzada en el 2010 por el movimiento social La Poderosa. Hoy conversa con El Gran Otro sobre su trabajo.

 

¿Qué te inspiró a ser fotógrafo?

No sé qué me inspiró a ser fotógrafo, yo no tenía esta proyección en mi vida porque mi casa estaba muy alejada del arte en general. Me acerqué a La Poderosa, que es la organización de mi barrio, y luego empecé a trabajar en La Garganta. Primero me acerqué al taller de música y ahí descubrí el arte por medio de la guitarra. Después se abrió un taller de fotografía y fui por curiosidad, empecé a aprender y me ofrecieron trabajar en la revista. Me fue gustando cada vez más.

 

¿Qué es la fotografía para vos y qué crees que se requiere para ser un fotoperiodista?

Para mí la fotografía es una herramienta política y de transformación. Yo creo que es importante entender que les fotógrafes tenemos un rol social en cuanto a la comunicación y que cuando se toma una foto, detrás hay un discurso político también. Los medios de comunicación hegemónicos hablan de los barrios con un discurso que se centra en temas como la delincuencia en las villas, como si todo se redujera a eso. Nosotros buscamos mostrar otra cosa, como es la solidaridad que se da entre vecinos, las negligencias de parte del estado, las necesidades que se dan en los barrios. Esas son cosas que no te lo muestran los grandes medios y es parte de un discurso político, que es el de estigmatizar a los barrios. Yo como fotógrafo decido mostrar lo que otros que no muestran.

 

 

¿Cuáles son los fotógrafos que admiras?

Por suerte tuve la posibilidad de conocer a muchos fotógrafos argentinos en la calle. Con La Garganta tuve la posibilidad de moverme en el mundo de la fotografía periodística y hay muchos colegas que admiro como Pablo Piovano, Juan Pablo Barrientos, los compañeros de M.A.F.I.A. y también me gustan muchos fotógrafos que son de otras épocas como Susan Meiselas, Henri Cartier Bresson o Eugene Smith.

 

¿Pensás tus imágenes como un trabajo artístico?

Yo creo que es un trabajo artístico la fotografía, debemos transmitir una idea, emoción, interpelar a la persona que lo ve y poder convencerla de esta realidad que queres mostrar, convencerla de que existe. Creo también que el arte no se puede pensar separado de la política.

 

 

¿Qué significa para vos Garganta Poderosa? ¿Qué impacto tuvo en tu vida y en tu profesión ser parte de ellos?

Yo creo que mi trabajo también revela un punto de vista personal y esto es algo que yo aprendí de un colectivo. La Garganta me dio las herramientas. Gracias a ellos yo pude desnaturalizar un montón de cosas que suceden en mi barrio como la violencia policial y estatal, que se te inunde la casa o se te prenda fuego, la solidaridad de que si te falta para comer tu vecino te va a invitar. Estos son impulsos natos del barrio, es otra forma de vida, es una forma en comunidad. Hay que pensarlo políticamente y eso es lo que me dio La Garganta, me abrió los ojos en un montón de aspectos. Eso yo lo llevo a la fotografía a la hora de mostrar. Es un punto de vista personal, pero fue influido por un colectivo o idea colectiva. La Garganta Poderosa significa un cambio grande en mi vida, un despertar, poder desnaturalizar la violencia que vivimos cotidianamente en las villas. Trabajo para visibilizar la desigualdad.

 

 

Participaste del proyecto «Fotografes x los barrios», en el cual los artistas pusieron en venta sus producciones para recaudar fondos para el trabajo barrial, ¿cómo fue tu participación en esa experiencia?

Fue re zarpado lo de fotógrafos por los barrios, para mí fue especialmente lindo porque me sorprendió la masividad que tuvo, me sorprendió que mi foto salga en la tele. Le conté a mi mamá que no entiende lo que yo hago, no toma noción de lo importante que somos y lo que estoy haciendo. Y pude mostrarle que mi foto salió en la tele y se puso muy contenta. Como experiencia estuvo buena, yo escuchaba que decían «los grandes fotógrafos de la Argentina» y yo pensaba: «¡estoy ahí!». No sé si me lo merecía pero me hizo feliz.

 

 

Viajaste al sur argentino para ver cómo se vivía en las comunidades la desaparición de Santiago Maldonado, ¿cómo fue esa experiencia?

Yo era mucho más chico, creo que había cumplido 18 y fue poder ver cosas que antes no había tenido en cuenta. Primero en el contexto político, como estigmatizaban a los mapuches y yo poder ir y ver otra realidad totalmente distinta y conocerlos. Estuve tres días y dos noches conviviendo con ellos, fuimos los únicos que estuvimos ahí, porque los otros medios venían y se iban. Nosotros compartimos con ellos, charlamos en un fogón y fue muy lindo, porque nos contaron sus intenciones de buscar otra forma de vida por fuera de este sistema reclamando lo suyo históricamente. Y la verdad me abrió los ojos, me nutrió un montón. También lo sentí mucho más cercano a Santiago en su momento, nos contaron cosas de él y fue muy fuerte y enriquecedor. Estuvo muy bueno que nosotros pudiéramos difundir eso, lo que estaba sucediendo. Pude sacar la foto que se mostró en Fotógrafes x los barrios y es una foto que significa mucho para mí.

 

 

Dicen en Garganta Poderosa que el que aprende también enseña. Ahí llegó Rodrigo que no es fotógrafo por decisión sino como fruto de oportunidades y aprendizaje. Su trabajo intenta dignificar en medio de la pobreza, denunciar y poner luz en las desigualdades para lograr mejorar la calidad de vida en cada barrio. Con cada una de sus fotos forma parte de esta resistencia, de la lucha y de un movimiento revolucionario valiente.